Escuela Diaconal
"No está bien que nosotros abandonemos la palabra de Dios por servir a las mesas.
Busquen entre ustedes a siete hombres, de buena fama, llenos de Espíritu y de saber,
y los pondremos al frente de esa tarea"
Hechos 6, 2-4
¿Qué es la Escuela Diaconal?
Es un espacio de formación integral de los candidatos al Diaconado Permanente de la Diócesis de Neiva, donde se forman como ministros evangelizadores que, por el servicio de la Palabra, la Liturgia y la Caridad, respondan a la promoción de la dignidad humana generada por la cultura de la justicia, del amor y de la solidaridad que señala la Doctrina Social de la Iglesia.
¿Quién es un Diácono Permanente?
El ministerio del diaconado viene sintetizado por el Concilio Vaticano II con la tríada: «ministerio (diaconía) de la liturgia, de la palabra y de la caridad». De este modo se expresa la participación diaconal en el único y triple munus de Cristo en el ministro ordenado.
El diácono «es maestro, en cuanto proclama e ilustra la Palabra de Dios; es santificador, en cuanto administra el sacramento del Bautismo, de la Eucaristía y los sacramentales, participa en la celebración de la Santa Misa en calidad de «ministro de la sangre», conserva y distribuye la Eucaristía; «es guía, en cuanto animador de la comunidad o de diversos sectores de la vida eclesial». De este modo, el diácono asiste y sirve a los obispos y a los presbíteros, quienes presiden los actos litúrgicos, vigilan la doctrina y guían al Pueblo de Dios. (22)
Diaconía de la Palabra
Función principal del diácono es, por lo tanto, colaborar con el obispo y con los presbíteros en el ejercicio del ministerio, no de la propia sabiduría, sino de la Palabra de Dios, invitando a todos a la conversión y a la santidad. Es propio del diácono:
• Proclamar el evangelio y predicar la palabra de Dios.
• La homilía
• La catequesis de los fieles en las diversas etapas de la existencia cristiana.
• Transmitir la Palabra en su eventual ámbito profesional y en los nuevos areópagos: la enseñanza de la religión y de la moral en las escuelas, la enseñanza en las universidades católicas y también civiles y el uso adecuado de los modernos medios de comunicación.
• La dimensión del servicio está unida a la dimensión misionera de la Iglesia.
Diaconía de la liturgia
El diácono recibe el sacramento del orden para servir en calidad de ministro a la santificación de la comunidad cristiana, en comunión jerárquica con el obispo y con los presbíteros.
• En el ofrecimiento del Sacrificio eucarístico, el diácono no está en condiciones de realizar el misterio sino que, por una parte representa efectivamente al Pueblo fiel, le ayuda en modo específico a unir la oblación de su vida a la oferta de Cristo; y por otro sirve, en nombre de Cristo mismo, a hacer partícipe a la Iglesia de los frutos de su sacrificio.
• «Ayudar al Obispo y a los Presbíteros en las celebraciones de los divinos misterios».
• La preparación de los fieles para los sacramentos y también a su atención pastoral después de la celebración de los mismos.
• El diácono, con el obispo y el presbítero, es ministro ordinario del bautismo.
• En la celebración de la Eucaristía, el diácono asiste y ayuda a aquellos que presiden la asamblea y consagran el Cuerpo y la Sangre del Señor, en el altar desarrolla el servicio del cáliz y del libro; propone a los fieles las intenciones de la oración y los invita a darse el signo de la paz; en ausencia de otros ministros, el mismo cumple, según las necesidades, los oficios.
• Es propio del diácono proclamar la divina Escritura.
• Ministro ordinario de la sagrada comunión, la distribuye durante la celebración, o fuera de ella, y la lleva a los enfermos también en forma de viático. El diácono es así mismo ministro ordinario de la exposición del Santísimo Sacramento y de la bendición eucarística. Le corresponde presidir eventuales celebraciones dominicales en ausencia del presbítero.
• La atención de la pastoral familiar.
• Corresponde también al diácono, si recibe la facultad de parte del párroco o del Ordinario del lugar, presidir la celebración del matrimonio extra Missam e impartir la bendición nupcial en nombre de la Iglesia.
• El cuidado pastoral de los enfermos.
• Celebrar la Liturgia de las Horas.
• Es ministro de los sacramentales.
• Presidir las exequias celebradas sin la S. Misa y el rito de la sepultura.
Diaconía de la caridad
• Su autoridad, es servicio de caridad y tiene la finalidad de ayudar y animar a todos los miembros de la Iglesia particular.
• Deben configurarse con Cristo Siervo, al cual representan, y están sobre todo «dedicados a los oficios de caridad y de administración».
• Las obras de caridad, diocesanas o parroquiales, así como el servicio de caridad en el área de la educación cristiana; la animación de los oratorios, de los grupos eclesiales juveniles y de las profesiones laicales; la promoción de la vida en cada una de sus fases y la transformación del mundo según el orden cristiano.
• Las obras de servicio social.
El ministerio del diaconado viene sintetizado por el Concilio Vaticano II con la tríada: «ministerio (diaconía) de la liturgia, de la palabra y de la caridad». De este modo se expresa la participación diaconal en el único y triple munus de Cristo en el ministro ordenado.
El diácono «es maestro, en cuanto proclama e ilustra la Palabra de Dios; es santificador, en cuanto administra el sacramento del Bautismo, de la Eucaristía y los sacramentales, participa en la celebración de la Santa Misa en calidad de «ministro de la sangre», conserva y distribuye la Eucaristía; «es guía, en cuanto animador de la comunidad o de diversos sectores de la vida eclesial». De este modo, el diácono asiste y sirve a los obispos y a los presbíteros, quienes presiden los actos litúrgicos, vigilan la doctrina y guían al Pueblo de Dios. (22)
Diaconía de la Palabra
Función principal del diácono es, por lo tanto, colaborar con el obispo y con los presbíteros en el ejercicio del ministerio, no de la propia sabiduría, sino de la Palabra de Dios, invitando a todos a la conversión y a la santidad. Es propio del diácono:
• Proclamar el evangelio y predicar la palabra de Dios.
• La homilía
• La catequesis de los fieles en las diversas etapas de la existencia cristiana.
• Transmitir la Palabra en su eventual ámbito profesional y en los nuevos areópagos: la enseñanza de la religión y de la moral en las escuelas, la enseñanza en las universidades católicas y también civiles y el uso adecuado de los modernos medios de comunicación.
• La dimensión del servicio está unida a la dimensión misionera de la Iglesia.