Plan Pastoral
Preliminares: ¿Para Dónde Vamos?
INTRODUCCION
Preocupación del Obispo ha sido la de asegurar el crecimiento espiritual y pastoral de la comunidad, razón por la cual se creyó conveniente actualizar el Plan Diocesano de Pastoral 1997-2002, y definir el nuevo Plan Pastoral teniendo en cuenta las nuevas realidades de la Diócesis. Se ha partido de considerar la historia de la Diócesis, en especial los lineamientos, que en los óltimos cinco años, han guiado dicha historia, y las características generales de su funcionamiento, así como el grado de compromiso y expectativas de desarrollo. Para la indicación del nuevo Plan Diocesano de Pastoral se ha querido garantizar la más amplia participación de los presbíteros, religiosos y laicos, a través de las comisiones de trabajo, reuniones de carácter general y los diversos encuentros realizados, esto ha permitido obtener un conocimiento más aproximado y actual de la realidad diocesana, conocimiento que habilita para actuar, de manera más consciente y decisiva, en la transformación de dicha realidad. La metodología definida para la actualización del Plan Diocesano de Pastoral ha sido la de Planificación Estratégica cuyos propósitos son: Mediar entre el presente y el futuro, prever ante la imposibilidad de predecir, prepararnos para lo imprevisto, convertir la experiencia en conocimiento, mediar entre el conocimiento y la acción, así como dar coherencia y coordinar la acción de diversos sectores y actores. La Planificación Estratégica se caracteriza por hacer énfasis en el proceso mismo, por estar dirigido por la cabeza de la organización, por ser ampliamente participativa, por ser más comunitaria que técnica buscando el consenso, por ser un proceso permanente y cíclico, por ser flexible y por tener una programación formal. El Plan Diocesano de Pastoral está concebido con un horizonte temporal de tres años, prorrogable de manera sucesiva, con una evaluación continua a partir del primer año del trienio. A la formulación del plan estratégico, que ha de contar con factores tales como identificación de oportunidades y amenazas, debilidades y fortalezas, la misión, el objetivo general, sus metas y la estructura organizativa para la ejecución, ha de acompañar la formulación del plan operativo para el primer año y así, sucesivamente, para los siguientes, con el análisis y determinación de líneas de acción, programas, proyectos, actividades, cronogramas, responsables y recursos.
FUNDAMENTOS DEL PLAN DIOCESANO DE PASTORAL
1. VISIÓN
Conocimiento, amor, experiencia y servicio de nuestro Señor Jesucristo, que nos conduzca, a Obispo, Presbíteros, Religiosos, Laicos y Seminaristas, al compromiso de una continua conversión personal y comunitaria, y nos lleve a una permanente comunión y participación eclesial, para la gloria de Dios, el bien, progreso y salvación del hombre y de la sociedad, bajo la mirada y auspicio de la Virgen María, Madre de Jesós y Madre de la Iglesia 1.
2. MISIÓN
La santidad, y con ella y para ella: la oración, la Eucaristía, el sacramento de la Penitencia, la supremacía de la gracia, el ejercicio de la caridad y de la justicia, la escucha y el anuncio de la Palabra constituyen la tarea fundamental y las actividades decisivas y determinantes de las personas y comunidades menores y mayores, de las parroquias y de la misma Diócesis en el momento presente de la historia del Huila y de Colombia, y en el devenir cotidiano de la iglesia en el mundo y en la postmodernidad 2.
3. OBJETIVO GENERAL
Hacer de la Diócesis y de cada una de las parroquias, mediante una renovada Evangelización, comunidades vivas, dinámicas y misioneras, para que a través del fortalecimiento de la fe y el testimonio de los fieles, en particular de los presbíteros, religiosos y laicos comprometidos, respondan a las necesidades del Pueblo de Dios.
4. PRIORIDADES
4.1 LA PERSONA
Creado el hombre, varón y mujer, a imagen y semejanza de Dios, tiene la dignidad de persona con capacidad de conocerse, poseerse y darse libremente, y de entrar en comunión con otras personas. El hombre es llamado por la gracia a una Alianza con su Creador, y por consiguiente, es sujeto de derechos y deberes, que tienen que ser salvaguardados por la Iglesia y por la sociedad; también está llamado a ofrecer a Dios una respuesta de fe y de amor que ningón otro ser puede dar 3.
4.2 LA FAMILIA
La familia es la célula original de la vida social y de la Iglesia; constituye el fundamento mismo de la autoridad, de la estabilidad, de la libertad, de la seguridad, y de la fraternidad, de ahí, que la familia debe ser privilegiada en la acción pastoral de la Iglesia; y promovida, ayudada y defendida por el Estado 4.
4.3 LA EDUCACIÓN
Hombres y mujeres, sin distingo alguno, tienen derecho inalienable a una educación, en cuanto poseen la dignidad de persona. Dicha educación ha de orientarse hacia la formación de la persona humana en orden a su fin óltimo y al bien de la sociedad de la que son miembros y en cuyas responsabilidades habrán de tomar parte 5.
4.4 EL BIEN DE LA COMUNIDAD
Cuanto es necesario para promover la unidad y progreso del bien comón, se identifica con la íntima y esencial misión de la Iglesia, sacramento de Cristo. Esta unidad social ha de fluir de la comunión de las mentes y de los corazones, de la fe, la esperanza y la caridad, con que la Iglesia quiere forjar su vida y experiencia en el Espíritu Santo 6.
4.5 LOS AGENTES
Corresponde a la Diócesis y a las Parroquias, como a la Iglesia Universal, convocar y constituir la comunidad cristiana en la fe por la proclamación de la Palabra, la celebración litórgica y la acción social y caritativa. Para que haya corresponsabilidad en dichas acciones, se requiere que los agentes, en cada aspecto de la pastoral, hagan posible para la comunidad ser y vivir como cuerpo de Cristo, organizado y dinámico 7.
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1 Cf. LG nn. 9, 18, 23, 28-29, 31, 41, 43; EA passim
2 Cf. NMI nn. 29-41
3 Cf. CCE 357; GS nn. 12-22
4 Cf. CCE nn. 2207-2208; GS nn. 47-52
5 Cf. GEM Proemio, nn. 1-2, 5,8
6 Cf. GS nn. 42; 23-39
7 Cf. DNPP nn 165, 169; LG nn 5, 9, 18, 23, 28-29, 30-32; 43-44
BIBLIOGRAFIA
. Diócesis de Neiva, Plan de Pastoral, 1997-2002.
. Juan Pablo II, Carta Apostólica Novo Millennio Ineunte, Roma, 2001.
. Congregación para los Obispos, Directorio Pastoral de los Obispos, Librería Editrice Vaticana, Citta del Vaticano, 2004, 309 p.
. Conferencia Episcopal de Colombia, Directorio Nacional de Pastoral Parroquial, Bogotá, SPEC, 1986. 413 p.
. Conferencia Episcopal de Colombia, Plan Global de Pastoral 2003-2005, Bogotá, SPEC, 2 Vol.
. R. Berzosa, Pastoral de Conjunto, en Diccionario de Pastoral y de Evangelización, Ed. Monte Carmelo, Burgos (España), 2001. p. 851-852.
Primera Parte: ¿Dónde Estamos?
UNA APROXIMACION A NUESTRA REALIDAD
PRESENTACIÓN
La enumeración de algunos hechos envolventes y de algunas megatendencias muestra el contexto vital dentro del cual se realiza la acción humana y, en nuestro caso, la acción pastoral. No se busca emitir un juicio sino conocer el camino por el que andamos. Estamos llamados a descubrir las amenazas que se deben afrontar y las oportunidades que se deben aprovechar para nuestra acción pastoral dentro de diversos ámbitos. Nuestro "encuentro con Cristo vivo en la persona de los más pobres", es apremiante e inaplazable. La tendencia a ampliarse la brecha entre ricos y pobres continóa su insoportable rumbo; se concentra cada vez más la riqueza en pocas manos y se multiplican los pobres, que son cada vez más pobres, y surgen nuevas pobrezas. "Se ha incrementado notoriamente la pobreza. Un gran nómero de familias carece de recursos suficientes para la vivienda y los servicios básicos, con mayor razón para la salud y la educación. "En el inicio de un nuevo siglo, la pobreza de miles de millones de hombres y mujeres es la cuestión que, más que cualquier otra, interpela nuestra conciencia humana y cristiana" 8. "La inequidad es uno de los grandes retos de la nación" 9.
1. ALGUNOS HECHOS ENVOLVENTES
La globalización y los cambios, "profundos y acelerados" son, sin lugar a duda, unas de las características más importantes de la época actual y unos de los retos que plantean mayores desafíos a la Iglesia.
1.1. LA GLOBALIZACIÓN
La Globalización es un fenómeno reciente y de gran difusión, ha significado cambios radicales y ha trastocado muchos aspectos de la vida personal, familiar y social. Llamada al servicio de la persona humana, de la solidaridad y del bien comón ha mostrado un rostro reduccionista, al mirar sólo lo económico. En esta realidad juegan papel decisivo los medios de comunicación de masas y las redes de transmisión están alcanzando a un nómero creciente de personas, de tal manera que las formas simbólicas y culturales se transmiten cada vez más a través de ellos. Con la globalización de la cultura el vínculo entre cultura y territorio se ha roto. La cultura tiende, cada vez más, a estar conducida por la lógica de la ganancia. Es notorio el proceso acelerado en la pérdida de identidad cultural, aunque se observa que las culturas locales están adquiriendo un nuevo valor. El pluralismo cultural constituye una realidad digna de estudio y de tenerse en cuenta.
1.2. LOS CAMBIOS ACELERADOS
Se trata de un fenómeno consecuente con el de la globalización es el de los "cambios profundos y rápidos", y constituye una nota peculiar del momento actual. Plantea problemas como la desaptación, la marginación, la angustia, el aislamiento, el rechazo. Es necesario estar atentos a los signos de los tiempos para dar respuestas adecuadas, desde la fe, a situaciones nuevas que interesan positiva o negativamente al hombre. La necesidad de diseñar, con un nuevo ardor, programas de evangelización y de acción social que integren los aportes de nuevos métodos, de expresión y de comunicación, resulta ser de importancia capital en el momento presente.
2. MEGATENDENCIAS
2.1 NUEVA REVOLUCIÓN INDUSTRIAL
Una nueva revolución industrial se manifiesta en el rápido desarrollo de la informática, las ciencias y las tecnologías; de la comunicación y de la información, así como en los avances de la biología, la genética humana y sus aplicaciones. Los efectos del desarrollo de este complejo científico y técnico apenas comenzamos a vislumbrarlos.
2.2 POBREZA Y EXCLUSIÓN
La pobreza, teóricamente, ha podido retroceder, pero, en realidad, los pobres se han centuplicado por miles a niveles de la dura y mera supervivencia, pudiéndose prever para un futuro próximo un aumento de semejante y gravísima problemática
2.3 PAZ, SEGURIDAD Y DERECHOS HUMANOS
Una nueva y sesgada manera de mirar el ámbito de estas realidades, la paz, la seguridad y los derechos humanos, a partir del 11 de septiembre de 2001, estará oponiendo a los Estados que, supuestamente, sostienen el terrorismo internacional a una coalición de Estados que se consideran civilizados, y que puede conducir al choque de culturas, nutrido por la tolerancia, la xenofobia, el racismo, la discriminación y los fuertes presupuestos para la defensa.
2.4 CAMBIOS DEMOGRÁFICOS Y FAMILIA
La población mundial tenderá a disminuir y a envejecer, con especial incidencia en algunos lugares del mundo, también en Colombia y en el Huila. Este fenómeno estará acompañado por una urbanización masiva y, de profundos cambios en el modelo tradicional de la familia.
2.5 MEDIO AMBIENTE EN PELIGRO
Es de suma gravedad el deterioro y la sobreexplotación de los recursos naturales por efecto de un consumismo derrochador y el predominio del interés particular sobre el común. Son preocupantes los fenómenos de contaminación que afectan la calidad de vida de los sectores, cada vez más numerosos de nuestras poblaciones, y son mayores las dificultades para que, en nivel mundial haya un acuerdo para controlar dicha situación. Es decir, lo ambiental adquiere, en las circunstancias de hoy, un alcance también global y sus problemas no tienen solución exclusiva en el ámbito local o nacional, debido a la interdependencia de los factores que los producen y de sus efectos.
2.6 SOCIEDAD DE LA INFORMACIÓN
El surgimiento de una sociedad de la información suscita grandes esperanzas en los campos del saber, de la comunicación y de la cultura. No seleccionada, y entregada sin referentes éticos, despersonaliza y aliena. Un cierto lazo ontológico con la realidad se debilita, dando pié a numerosas desviaciones de las que la manipulación de las imágenes puede suscitar confusión entre verdad y ficción, entre natural y artificial, entre virtual y real. Sin embargo, sirve en ocasiones, para promover la solidaridad en nivel nacional o mundial, también se ha puesto al servicio de quienes se proponen dominar la imaginación del pueblo impidiendo el análisis razonado y la verdad objetiva. No puede asegurarse una información, útil y eficaz, sin que acompañe una formación.
2.7 GOBIERNO Y SOCIEDAD
En un mundo caracterizado por la interdependencia y por una creciente toma de conciencia de nuestro común destino, la resolución de los problemas requiere una acción coordinada a escala planetaria (medio ambiente, salud pública, corrupción, crimen organizado, terrorismo), pues, muchos de ellos trascienden las fronteras nacionales. No desaparecerán orden y poder estatal, pero en el seno de los Estados, y a escala internacional, el poder de la sociedad civil (democracia participativa) parece destinado a reforzarse y a ubicarse por encima de la democracia simplemente representativa. En este contexto, la sociedad civil cobra más importancia como un actor social relevante y protagónico. No obstante, la dependencia de los sistemas financieros y bancarios supranacionales, que son más poderosos que los Estados, hacen vulnerables la estabilidad de las democracias. La corrupción y la privatización de lo público han llevado a una grave crisis de legitimidad de muchos gobiernos, y en general, al descrédito de la política como un mecanismo para guiar los sueños colectivos y hacerlos realidad.
2.8 DIGNIDAD E IGUALDAD DE SEXOS
Entre todas las desigualdades, la de los sexos es la más relevante; la discriminación de la mujer se da en todos los países. Se han dado significativos avances, sobre todo, en el campo de la salud y de la educación, y se prevé que el protagonismo y cometido de la mujer en la vida pública aumentará en las primeras décadas de este milenio hacia una mayor experiencia de la dignidad e igualdad de los sexos.
2.9 ETICA Y VIDA HUMANA
Los muchos avances en la biotecnología, la genética, la astrofísica, permiten entrever aplicaciones positivas y benéficas para el hombre, pero plantea también inquietudes éticas, en particular sobre aquella que se refiere a la tecnología aplicada a la vida humana, es decir, la manipulación genética. El hombre tiene capacidad de modificar el patrimonio genético de toda especie, incluida la suya. Posee, incluso, el triste privilegio de poder planificar su propia destrucción.
BIBLIOGRAFIA
• Informe del CELAM 2000, "El Tercer Milenio como desafío pastoral". Informe provisional, octubre de 1997.
•"Qué futuro nos espera?". Diez tendencias del siglo XXI, en Revista Iglesia Sinfronteras, n.254, abril de 2003, p. 7-10.
• Conferencia Episcopal de Colombia, Plan Global de Pastoral 2003-2005, 2 Vol.
• Alberto Granda Marín, Elementos para un documento diagnóstico y propositivo sobre la situación del país, Medellín, enero de 2003.
3. NUESTRO ENTORNO
3.1 ASPECTO CULTURAL
Se constituye la cultura en el cuidado de los bienes naturales y de los valores por los que el hombre alcanza su verdadera y plena humanidad. La palabra cultura expresa todo aquello con lo que el hombre desarrolla, en variadas formas, las facultades de su espíritu y de su cuerpo, con la pretensión de dominar la creación. 10 Por eso se puede hablar de pluralidad de culturas. Son profundos los cambios experimentados en la vida del hombre moderno, que permiten hablar con propiedad de una nueva época en la historia humana dando lugar, al tiempo, a la llamada cultura de masas; se trata, de una parte, de una cultura más universal, capaz promover y expresar la unidad del género humano, en cuanto respete las especificidades de las diversas culturas. Por otra parte, la utopía de los ideales y proyectos sociales ha cedido el paso al consumismo. La cultura tiende a ser conducida por la lógica del mercado. Por esto, la cultura cristiana aparece como una utopía, en la medida en que sus valores no terminan de enraizarse en la realidad. Se advierten, frente a los avances de la globalización y el dasarraigo de la cultura, reacciones y formas de resistencia que surgen en todos los lugares. La creatividad artística, inspirada en lo local, coexiste, sin embargo, con la cultura global, a la vez que se transforma en defensa de lo que se siente amenazado. La pérdida de la propia identidad cultural es un fenómeno muy notorio, principalmente entre los jóvenes cuyo crecimiento se da al margen de auténticos valores humanos y del Evangelio y de un amor muy marcado por lo propio.
BIBLIOGRAFIA
• Concilio Vaticano II, Gaudium et Spes, nn. 53-62.
• Consejo Pontificio de la Cultura, Para una Pastoral de la Cultura, Roma, 1999, p. 80.
• Conferencia Episcopal de Colombia, Directorio Nacional de Pastoral Parroquial, nn. 25-28; 44-48.
• Diócesis de Neiva, Organización 2001, pp. 18 ss.
3.2 ASPECTO SOCIAL
Afrontamos una realidad de profundas transformaciones sociales que afectan a la persona, la familia, la educación, la política, el concepto y la práctica de la autoridad y los criterios para formular las leyes, entre muchos otros aspectos, con un agravante: "El rasgo particular que acompañará todos los procesos que intentan la construcción nacional en nuestro país, tiene que ver con las expresiones de violencias de todo orden. Violencia desde las instituciones, violencia contra las instituciones, violencia contra la propiedad y desde la propiedad, toda ella expresada en un profundo y permanente deterioro del derecho a la vida, a la integridad, a la propiedad, al trabajo, y acompañado todo de un precario sistema de justicia dando como resultado altísimos índices de impunidad" 11.
3.2.1 El valor de la vida y graves ofensas a la misma.
No cabe duda que hay un notorio avance en la toma de conciencia acerca del valor y dignidad de la persona humana. Signo de ello es la insistencia en la defensa de los Derechos Humanos, claros en su planteamiento teórico, pero quebrantados, infortunadamente, en su práctica. Por eso se puede afirmar "que estamos hoy ante una objetiva conjura contra la vida", 12 sin que se olvide la calumnia, los efectos de la corrupción en todos los órdenes y a todo nivel; el narcotráfico, la extorsión, el secuestro y los atentados contra la vida en su fase inicial y terminal.
3.2.2 La movilidad humana
Emigrantes: "La inmediatez de las comunicaciones de masa, que presenta a los pobres un mundo de ensueño, sobre todo, por medio de las imágenes de la televisión, junto a la posibilidad creciente de desplazamientos rápidos entre un país y otro, hacen que millones de personas se convenzan de que pueden fácilmente transformar en realidad su aspiración a disfrutar de una vida económicamente más satisfactoria" 13. Desplazados: "En nuestro país, durante las ultimas décadas se ha presentado, agravándose cada día más, la emergencia de los centenares de miles de ciudadanos que, por motivos de violencia son obligados a movilizarse forzosamente dentro del territorio nacional" 14. Se observan procesos de identidades fragmentadas por el impacto de la migración, los desplazamientos, la violencia y las crisis de las instituciones tradicionales (familia, escuela, partidos políticos, Estado, Iglesia).
3.2.3 La educación
Las instituciones educativas se concentran en las zonas urbanas, y su enseñanza sigue los patrones de la distribución social de ingresos. Con algunas excepciones, la enseñanza técnica se encuentra poco desarrollada y desvinculada de los procesos productivos para los que pretende formar. La educación universitaria enfatiza la formación de profesionales en desmedro de la formación humanística, cristiana e investigativa. Es previsible una disminución sustancial del papel y la influencia del Estado. Se desarrollarán los servicios educativos y de capacitación laboral privados. Así mismo, la educación estará contribuyendo a la consolidación de una sociedad profundamente inequitativa. Se impondrá la cultura audiovisual y la era virtual tendrá un papel importante en los procesos educativos.
3.2.4 La autoridad
Se percibe un ambiente generalizado de debilitamiento y pérdida de la credibilidad en la autoridad: En el Estado por su ausentismo en los sectores marginados y el recrudecimiento de la corrupción. En el legislativo, por la clara oposición, en muchos casos, con los principios éticos, que lesionan la dignidad de la persona, así como el bienestar de la familia y de la sociedad, al tiempo que se ignora la voz autorizada de la Iglesia cuando reclama los principios éticos y morales en la formulación de las leyes. Legislación, códigos y jueces no están exentos de las presiones por intereses de sectores de la sociedad, del clientelismo, de la corrupción, de la infiltración de nuevos actores de poder, de "necesidades" políticas coyunturales y del pragmatismo, perdiendo el referente propio y permanente que es el bien común y la convivencia pacífica de los ciudadanos 15. En lo judicial, se constata que "un precario sistema de justicia está dando como resultado altísimos índices de impunidad" 16. Las relaciones Iglesia-Estado están influenciadas, en algunas ocasiones, más por los sentimientos de los gobiernos de turno que por una política estable y con la presencia de legítimos acuerdos bilaterales. El mandato constitucional de "libertad de cultos" se ha prestado para múltiples "jurisprudencias" y equivocadas aplicaciones.
3.2.5 Familia y sociedad
La familia ha venido sufriendo un continuo replanteamiento en su concepto y en su realidad, por influencia de corrientes de pensamiento y por efectos de imposición de modas y modelos. De la familia extensa a la familia nuclear y hoy, casi a la no-familia. El economicismo, la modernidad y la violencia, la migración, forzada o no, la gran movilidad humana, han deteriorado, ostensiblemente, en nuestro medio la familia como institución. Pocos hijos o uno solo porque el consumismo "agota los recursos y limita las posibilidades" para "crianza y educación adecuadas". La "separación de hecho" y el "divorcio", como remedio universal a cualquier problemática conyugal, el matrimonio civil y el altísimo porcentaje de "uniones libres" y de uniones irregulares, la bigamia y el pansexualismo, están atentando, directa y permanentemente, contra la familia que, en nuestro medio ha desempeñado papel fundamental en la socialización de las virtudes y de los valores humanos y cristianos.
3.2.6 Un estilo de hacer política
Se ha venido modificando las circunstancias en el ejercicio de las relaciones sociales y políticas, en buena, parte, porque la acción de actores armados al margen de la ley han llevado a ignorar otros factores de la situación del entorno o a claudicar del marco moral y legal. Se precisa corregir viejas y viciadas prácticas en el ejercicio del poder y en el manejo de la cosa pública, la seguridad democrática, la austeridad y la mordernización de las estructuras del Estado y la reducción de su tamaño. Pero un estilo pragmático centrado en el combatir el terrorismo, con la atención en resultados inmediatos, dejando en entredicho alternativas que descubran y ataquen las causas del problema, ignorando principios éticos y objetivos prioritarios en el ejercicio de una sana acción política y una corta visión de integralidad, son situaciones que generan inquietud.
3.2.7 El papel de la Iglesia en lo socio-político
La Iglesia en Colombia, en las últimas décadas, ha tenido un comportamiento, cada vez, más coherente con su misión de ser voz profética que anuncia la Buena noticia de la salvación por medio de la promoción de los valores evangélicos y la denuncia de los pecados tanto personales como sociales; se ha preocupado también por la promoción de la dignidad de la persona humana y su desarrollo integral en el compromiso social y caritativo, sobre todo, con los más pobres. En la actual situación de conflictos, la Iglesia católica a través de su Jerarquía, representada en la Conferencia Episcopal de Colombia, ha venido desempeñando un papel de facilitadora, y aceptada por las partes. La credibilidad, seriedad, ecuanimidad y confianza, reconocidas por la sociedad en general, le otorga a la Iglesia una gran responsabilidad, no sólo en la actual coyuntura, sino también en lo que toca a una "solicitud y prudente búsqueda del bien común", su papel, hoy y en el futuro, es el de promoverlo desde el cambio personal y la promoción de la paz, sin bajar su tono de voz profética frente a todo lo que aliena al hombre y socava su propia dignidad.
BIBLIOGRAFIA
• Concilio Vaticano II, Gaudium et Spes, nn.. 4-11; 63-72; 73-90.
• C.E.C. Directorio Nacional de Pastoral Parroquial, nn. 18-113; 114-164.
• Diócesis de Neiva, Plan de Pastoral, 1997-2002. p. 7-18; 19-25.
• Diócesis de Neiva, "Organización, 2001." p. 18-19.
3.3 ASPECTO RELIGIOSO
3.3.1 Una visión general
Las rápidas transformaciones sociales han generado procesos de crisis afectivas, económicas y políticas, aspectos que han incidido en la búsqueda de nuevos referentes religiosos para sobrellevar la cotidianiedad, marcada por incertidumbres económicas, familiares y personales frente al futuro inmediato, a mediano y a largo plazo. Los procesos de secularidad han llevado a algunas personas y grupos a una redifinición y re-significación de las prácticas devocionales; al surgimiento de nuevas expresiones religiosas fundamentadas, menos en lo dogmático y en lo doctrinal, y más en lo afectivo y ritualista. Se constata, por una parte, una "sed de Dios" con inclinación hacia lo mistérico, lo solemne y lo ritual; y se busca, de otra parte, saciarla en una religiosidad a la medida de cada uno, según las incontables ofertas religiosas al respecto: Se advierten tendencias fundamentalistas y sincretistas. En algunos sectores de estos "buscadores" la Iglesia católica tiende a perder credibilidad; crece, sin duda, la ruptura entre "fe y vida" (incoherencia); se impone el individualismo y el desconocimiento de las exigencias sociales del cristianismo; las iglesias evangélicas crecen, y toman auge las sectas.
3.3.2 Religiosidad popular
La religiosidad popular, considerada como la existencia cultural y concreta que la religión adopta en un pueblo determinado, 17 constituye una gran oportunidad en el anuncio y vivencia del Evangelio, pues está impregnada por un hondo sentido de la trascendencia y, a la vez, de la cercanía de Dios; expresa el modo especial como se vive la relación con la naturaleza y con los demás. Precisamente, esta religiosidad es vivida especialmente por los pobres, pero penetra todas las esferas sociales, lo que le dan gran poder aglutinante y capacidad de superar barreras sociales, económicas y políticas, y de congregar así, incluso, multitudes. Ciertamente, la religiosidad popular es objeto de evangelización, pero, al mismo tiempo, es una forma activa con la cual el pueblo se evangeliza continuamente. A través de la celebración del Misterio de Cristo en los tiempos fuertes del año litúrgico, Navidad, Semana Santa y Pentecostés, la celebración de la divina Eucaristía y la devoción al Sagrado Corazón. El amor a la Virgen María, en la celebración de su título de "Madre de Dios", de sus privilegios y de un buen número de advocaciones; la devoción a los Santos Patrones; el respeto por los difuntos y otras prácticas piadosas.
3.3.3 El secularismo e indiferentismo
El secularismo intenta sofocar el hecho religioso y organizar la vida de la sociedad como si Dios no existiera 18. Se propone negar a Dios y lo considera como enemigo, alienante del hombre porque los separa, según ellos, de su quehacer terrenal 19, "concibe la construcción de la historia como responsabilidad exclusiva del hombre, considerado en su mera inmanencia" 20. Es un ateísmo práctico o, cuando menos, una realidad de indiferentismo 21. Tanto el indiferentismo como el secularismo "minan la moral porque dejan el comportamiento humano sin fundamento para su valor ético, y por eso fácilmente caen en el relativismo y el permisivismo que caracterizan a la sociedad de hoy" 22.
3.3.4 Denominaciones cristianas no católicas y religiones no cristianas
"Las sectas y movimientos pseudo-religiosos expresan una tendencia subjetivista en el modo de concebir y expresar la religión y "tratan de vivir un ideal o misión particular, un pensamiento o una ideología" 23; creyéndose únicos poseedores de toda la verdad, "excluyen a los demás que los considera como no salvados" 24. La relación con Dios se reduce a la experiencia de sentirse salvado, una experiencia netamente subjetiva. Esta mentalidad subjetiva ha llegado, inclusive, a afectar a algunos católicos, para quienes es lo mismo ir a Misa que ir a un culto de una secta, pues lo interesante es "sentirse bien".
3.3.5 Nueva Era
Entre las nuevas ofertas religiosas de hoy, marcadas por el sincretismo (mezcla de diferentes elementos formados de lo religioso, lo filosófico, lo oriental o de cualquier ideología), está la que se denomina como "Nueva Era". Este fenómeno se extiende cada día más, presentándose como una "religión planetaria", con la pretensión de dar respuesta de manera integral a los diversos enigmas humanos (vida, dolor, convivencia, muerte y vida futura). Toman más fuerza, cada día, la superstición, el ocultismo, el satanismo, la brujería, afectando, principalmente, a los jóvenes, y destruyendo la unidad familiar. Este movimiento involucra varios elementos, al parecer novedosos: Dios es una energía; relación del hombre con el cosmos, entendido el hombre como partícula del cosmos; se vuelve a viejos errores del gnosticismo, del ocultismo, corrientes espirituales orientales con técnicas de oración y meditación, adivinación, brujerías, magia, culto a la naturaleza y a los astros; recurso supersticioso a la comunicación con los ángeles. Todo lo anterior hace patente, claramente, la vivencia de un sincretismo craso. En fin, la "Nueva Era" es un movimiento ambiguo, difundido por los medios de comunicación social que pretende poner en crisis la fe en Cristo como verdadero Dios y verdadero Hombre, y como único Salvador. Pues para la Nueva Era no hay verdades absolutas, todo es relativo. Por tanto, la persona de Jesús es uno más que se hizo Cristo. Es una amenaza fuerte, porque de una u otra forma "estamos siendo interpelados respecto a realidades esenciales de nuestra fe y de la vida de la Iglesia: La persona de Jesús, su divinidad y su humanidad, la identidad católica, la comunidad eclesial como el lugar donde reside el Espíritu y donde recibimos la salvación" 25.
3.3.6 Satanismo
Gran amenaza reviste, especialmente para los adolescentes y jóvenes, las prácticas o sectas satánicas, debido a su peligrosidad y actuación secreta. Su forma de actuar se inicia con un cambio de mentalidad, la práctica de ritos aberrantes como la prostitución o el sacrificio de animales y hasta de personas, combinado esto con símbolos demoníacos, música y danza, que pueden llevar inclusive, al suicidio. Se llega a convencer a la gente de que lo malo es bueno y que quien tiene poder en el mundo es Satanás. Atacan, blasfeman, dicen herejías o expresan pensamientos extraños. Esta es su forma de crear ambiente, de combatir los esquemas rígidos de la sociedad y los tabúes. Es importante escandalizar, demoler y atacar a la Iglesia 26. Así, induciendo; al mal se oponen radicalmente a lo cristiano. Entre otras, una de las formas para llegar a los jóvenes es mediante la música, en la cual se hace una invitación a rebelarse contra Dios y a entregarse a Satanás. Con la música se recurre a los mensajes subliminales y velados. También, muchos videos de rock son muestras descaradas de culto a Satanás.
BIBLIOGRAFIA
• Concilio Vaticano II, Gaudium et Spes, nn. 5, 7, 9, 10.
• Conferencia Episcopal de Colombia, Directorio Nacional de Pastoral Parroquial, nn. 49-70.
3.4 ASPECTO ECONOMICO
3.4.1 Una visión general
Los países en desarrollo se han encontrado en la obligación de orientar sus metas hacia una capacidad suficiente de progreso técnico por la vía de cambios estructurales, para enfrentar con posibilidades de éxito la apertura económica y la integración al comercio internacional. En esta perspectiva hay que tener en cuenta las observaciones que hacen quienes manejan la economía del mundo: Hay países "viables" y "no viables", es decir, países que "merecen" la ayuda económica porque pueden salir de una eventual crisis económica; pero hay otros en los que "no vale la pena invertir", y así quedan sometidos a su propia suerte, quiere decir, a una segura desgracia.
3.4.2 Modelo económico y su agotamiento
Para los países altamente desarrollados, las economías de escala y la innovación tecnológica reportan claras ventajas dada su estructura competitiva de mercado. Para países en "vías de desarrollo", su inserción en el libre comercio internacional puede traer consigo el debilitamiento de la producción, la disminución cuantitativa y cualitativa del empleo; y los términos del intercambio comercial suelen ser, en forma creciente, desfavorable. El libre comercio y la apertura económica no son, necesariamente, la política conducente al desarrollo. Dentro de los modelos de economía de mercado la educación está en función del proceso productivo y el sector privado debe ser el principal protagonista de la seguridad social; el desempleo y subempleo tienden a agravarse, y la economía informal crece y se convierte "forzosamente" en el único medio de subsistencia para una inmensa mayoría. El endeudamiento externo se hace más gravoso, generando una creciente dependencia del nivel de vida de los pueblos con relación a las políticas definidas por centros de decisión político-financieros supranacionales (Banco Mundial, Fondo Monetario Internacional), situación ésta que conspira contra los esfuerzos de integración de países económicamente débiles 27. Todo lo anterior significa un agotamiento del sistema y modelo económicos que, de no resolverse, constituye un grave preaviso de nuevas situaciones muy onerosas en toda la nación, en particular para las regiones.
3.4.3 Globalización y economía
También en lo económico, el mundo asiste al desarrollo de un capitalismo altamente globalizado y monopolizado por las empresas transnacionales, generando una profunda transformación de los procesos productivos con acento en la tecnología y el conocimiento, y la construcción de una red virtual que produce profundas tansformaciones en el lenguaje y la cultura de los pueblos. Disciplina fiscal, redefinición del gasto público, reforma tributaria, liberalización del sector financiero, tasa de cambio competitiva, liberalización comercial, atracción de la inversión extranjera, privatización de empresas estatales, desregularización económica y protección de los derechos de autor, son, por así decirlo, el decálogo de la globalización económica que se impone desde los países más desarrollados y ricos a los países pobres. Con las iniciativas bilaterales como el Tratado de Libre Comercio (TLC) y el Area de Libre Comercio de las Américas (ALCA) 28 y otros acuerdos subregionales de integración económica surgen interrogantes sobre su conveniencia para nuestras economías nacionales, pues, según algunos, supone la privatización de los servicios públicos esenciales, transformando a los ciudadanos de usuarios de bienes y servicios en clientes de empresas transnacionales; el control de recursos estratégicos como el petróleo, el agua, la biodiversidad; el deterioro de la seguridad alimentaria de los pueblos pobres al aumentar peligrosamente la dependencia de los productos agrícolas de las economías desarrolladas. Las consecuencias de una globalización impuesta de acuerdo con los intereses de los países prósperos, han sido hasta ahora: Profundización de la brecha entre países ricos y países pobres; incentivación de mercados ilícitos de droga y armas; precarización del salario y disminución de las oportunidades de empleo; incremento de la marginalidad social; concentración de la riqueza social cada vez en menos manos y retroceso en materia de las reivindicaciones laborales de los trabajadores. De no revisarse a fondo el modelo de globalización propuesto por las naciones ricas, concibiendo un régimen de compensaciones que tome como base el grado de desarrollo de los países socios, la seguridad alimentaria y la economía nacional y regional se verán abocadas a una crisis aún más profunda, con graves repercusiones en el orden social y político 29.
3.4.4 Una visión Nacional
La realidad económica del país empezó a cambiar radicalmente a partir de la década de los 90 con la aplicación del modelo económico de apertura y neoliberalismo, "que facilita la concentración y el crecimiento de la riqueza en manos de unos pocos y el aumento de la pobreza y la miseria en la mayoría" 30, con las consecuencias del empobrecimiento y la inequidad, que se profundizaron a partir de estos años. Los siguientes datos, tomados del Plan Global de Pastoral 2003-2005, de la Conferencia Episcopal de Colombia, nos dan muchos elementos para reflexionar y cuestionar nuestros compromisos en Colombia:
EMPOBRECIMIENTO
• 20% más pobre de la población recibe el 3.1% del ingreso.
• 20% más rico de la población recibe el 60% del ingreso.
• El grado de concentración de la riqueza viene incrementándose.
• 65% de la población es pobre (en 2000 estaba en 50%): 24 millones.
• Un ingreso de menos de $6.000 al día.
• De estos 24 m., 9 millones ganan menos de $3.000.
• El 82.% de la población rural vive por debajo de la línea de pobreza.
• El 19% de la población vive sin acceso a los servicios de salud.
• El 50% de la población colombiana no goza de agua potable.
• 16 millones de colombianos no tienen alcantarillado.
DESEMPLEO
(2002)
• 6.7 millones de colombianos estaban subempleados
• 3.1 millones de desocupados.
• La demanda no despega completamente y menos la actividad productiva.
CONCENTRACION DE LA RIQUEZA
• Grupos financieros controlan el 92% de los activos del sector.
• 50 grupos económicos dominan más del 60% de la industria, los servicios, el comercio, el transporte y la agricultura.
• El 1.3% de los propietarios poseen el 48% de la tierra.
• Grupos económicos poseen el 80% de los medios de comunicación.
• El 10% de los de mayores ingresos de los hogares concentra el 58.4% del total.
• El 10% más pobre sólo el 0.3%.
3.4.5 Una visión Local
Producción Agrícola. Suele aparecer como poco atractivo a la inversión, de baja rentabilidad y sin suficiente capacidad para incrementar el ingreso del productor. Esta realidad se muestra en la progresiva disminución de áreas cultivadas. Producción Pecuaria. El sector Pecuario cobra creciente importancia en el Huila, la ganadería bovina pasa a colocarse como una actividad de vanguardia en la producción regional, aunque se dan hechos que contrarían un crecimiento más acelerado del sector como formas de explotación tradicional no tecnificada, delincuencia, políticas de importación, entre otras. Producción Minera. Cuenta el Huila con una gran cantidad de recursos mineros (mármol, petróleo, arcillas) que representan un importante renglón de la economía regional, con ausencia, sin embargo, de un adecuado desarrollo del sector. La actividad del petróleo en el Huila se comporta como una "economía de enclave". El Huila es apenas exportador de crudo en bruto, no existe actividad de refinerías o de industrias complementarias propiamente dichas. La región se ha convertido en una periferia, sólo exportadora de recursos financieros y de materias primas con un mínimo de valor agregado. Componente Ecológico. El deterioro del medio ambiente y la sobre-explotación de los recursos naturales, así como la contaminación, afectan las posibilidades de crecimiento económico en el Huila, afectando la calidad de vida de los pobladores. Este componente obliga ser tratado como una de las dimensiones del desarrollo sostenido, conjuntamente con el crecimiento económico y con la equidad social. Por lo común los sectores más marginados degradan su medio ambiente debido a las necesidades de supervivencia que los aquejan. Ejemplos de lo dicho es la explotación irracional del recurso maderero y pesquero; y el deterioro de los suelos por ciertos tipos de cultivos, por ganado y por la quema. Se observa además, una actitud depredadora de los recursos naturales por parte de ciertos sectores productivos, en su mayoría, dedicados a satisfacer la demanda externa; dichos sectores exigen rendimientos más allá de su capacidad de regeneración, lo cual da origen a graves situaciones de contaminación. El Huila sufre también un acelerado proceso de deforestación como consecuencia de la explotación de especies comerciales nativas, el amplio e incontrolado proceso de colonización y, en los últimos años, la expansión de cultivos ilícitos. En municipios del Departamento, particularmente, en Neiva, una población creciente de desplazados, se ve reducida a condiciones de marginalidad, con graves incidencias en el medio. Muchísimas personas se encuentran ubicadas en zonas de alto riesgo, sin servicios públicos y en condiciones de insalubridad, expuestas a enfermedades y permanente desastres naturales 31.
4. VIDA PASTORAL DIOCESANA
4.1 ASPECTO GEOGRAFICO
La Diócesis de Neiva se encuentra en el punto de iniciación del valle del Alto Magdalena, entre las cordilleras Central y Oriental, y ocupa la parte norte del departamento del Huila. Su extensión es de 10.443 kilómetros cuadrados y representa aproximadamente el 52% de la superficie total del Departamento; comprende 15 municipios, con centros urbanos y rurales de importancia. La Jurisdicción limita al Norte con la Arquidiócesis de Bogotá y la Diócesis del Espinal; al Sur con la Diócesis de Garzón; al Este con la Diócesis de Granada y el Vicariato de San Vicente- Puerto Leguízamo; al Oeste con el Vicariato de Tierradentro y la Diócesis del Espinal.
4.2 ASPECTO POBLACIONAL
Según las proyecciones del Departamento Administrativo Nacional de Estadística DANE 32, el Departamento del Huila, para el año 2005, contará con 996.817 habitantes, de los cuales 564.711 pertenecen a la Diócesis de Neiva.
4.3 ASPECTO HISTORICO (Breve Reseña)
"La ciudad de Neiva fue la Sede episcopal de la Diócesis del Tolima desde el 21 de julio de 1895 hasta el 20 de mayo de 1900, cuando fuera dividida en las Diócesis de Ibagué y de Garzón. Fue su primer Obispo Monseñor Esteban Rojas Tovar, quien continúo siéndolo luego de la recién creada Diócesis de Garzón, a la que quedó vinculada la ciudad de Neiva" y toda su zona de influencia. "Con la renuncia a la Diócesis de Garzón, presentada a la Santa Sede por Monseñor Gerardo Martínez Madrigal y la preconización del nuevo Obispo (Monseñor José de Jesús Pimiento Rodríguez), el Papa Pablo VI decretó que "el templo dedicado a Dios en Honor de la Bienaventurada Virgen María Inmaculada, existente en la ciudad de Neiva, sea tenido como Iglesia Concatedral, con los derechos, honores, privilegios y obligaciones que corresponden a tales sagrados edificios" (25 de febrero de 1964)". "Bajo el cuidado pastoral y celo evangelizador de Monseñor José de Jesús Pimiento Rodríguez y "habiendo solicitado que el territorio de su Diócesis sea dividido por ser muy extenso- y para un mayor beneficio de los mismos cristianos que viven en la región llamada popularmente Huila", el Papa Pablo VI creó la Diócesis de Neiva en el décimo año de su pontificado por Decreto "Ad Aptius" del 24 de julio de 1972". "Fue Monseñor Rafael Sarmiento Peralta, quien tomó posesión de esta nueva Diócesis con sede en Neiva, comenzando así esta ciudad una nueva etapa como residencia episcopal el 13 de octubre de 1972". "En el mes de diciembre de 1984, Monseñor Sarmiento Peralta fue preconizado Arzobispo de Nueva Pamplona (Norte de Santander), quedando vacante la sede episcopal de Neiva. El Colegio de Consultores de la Diócesis nombra a Monseñor Rómulo Trujillo Polanco como Administrador Diocesano y lo es hasta el 30 de agosto de 1985, fecha en la que toma posesión de la Diócesis Monseñor Hernando Rojas Ramírez "(Publicación Diócesis de Neiva, 25 Años 1972, 13 de octubre 1997, p. 2). El 17 de marzo de 2001 tomó posesión canónica de la Diócesis de Neiva Monseñor Darío Molina Jaramillo, quien había sido preconizado el 19 de enero de este mismo año. Parroquias de Inicio de la Diócesis de Neiva en su nueva Etapa (13 de octubre de 1972): "Las parroquias que popularmente se denominan La Inmaculada, San José, Perpetuo Socorro, San Vicente de Paúl, San Judas Tadeo y San Antonio María Claret, y que pertenecen a la ciudad de Neiva; igualmente también separamos para la misma sede Catedralicia los territorios denominados Aipe, Algeciras, Anaconia, Baraya, Campoalegre, Colombia, El Caguán, Hobo, Iquira, Palermo, Rivera, Santa Ana, Santa María, Tello, Teruel, Villavieja, Yaguará, Organos y Praga, y con los mismos, constituimos la nueva Diócesis llamada de Neiva" (Pablo VI, Bula "Ad Aptius", del 24.VII.72) 33. Con posterioridad fueron creadas nuevas parroquias en la Diócesis, así: Por Monseñor Rafael Sarmiento Peralta, en el periodo comprendido entre 1972 y 1984, las parroquias de Jesús Obrero (Neiva) y San Luis (Neiva). Por Monseñor Hernando Rojas Ramírez, en el periodo comprendido entre 1985 y 2001, las siguientes parroquias: En la ciudad de Neiva: El Divino Niño Jesús(Galindo), El Divino Niño Jesús(Limonar), El Espíritu Santo, María Auxiliadora (Fortalecillas), Nuestra Señora de Aranzazu, Nuestra Señora del Carmen, Nuestra Señora de Fátima, San Juan María Vianney, Nuestra Señora de la Paz, Nuestra Señora de Chiquinquirá (Vegalarga). En otros lugares: Nuestra Señora del Carmen (El Juncal-Palermo). Por Monseñor Darío Molina Jaramillo, actual Obispo de la Diócesis de Neiva, designado como tal el 19 de enero de 2001 y posesionado canónicamente el 17 de marzo de ese mismo año, las siguientes parroquias: En la ciudad de Neiva: Cristo Sacerdote, Señor de la Divina Misericordia, Señor de los Milagros, Sagrado Corazón de Jesús, Santísima Trinidad, Nuestra Señora de las Mercedes, Santa Clara de Asís, San Francisco de Asís. En otros lugares: Inmaculada Concepción (Palermo), San Isidro Labrador (Palermo), Nuestra Señora de Aranzazu (Ríonegro-Iquira), Nuestra Señora del Divino Amor (Campoalegre), San Antonio de Padua (La Ulloa-Rivera), San Andrés (San Andrés-Tello).
4.4 ASPECTO ORGANIZATIVO
La Diócesis ha contado siempre con un Plan Diocesano de Pastoral; el último señala como prioridades, las siguientes: La persona, la familia, la educación, el bien de la comunidad, los agentes pastorales. Cuenta la Diócesis con 52 parroquias, 81 presbíteros, 5 comunidades religiosas masculinas y 10 femeninas.
4.4.1 Cargos Diocesanos
Vicario general, Canciller, Ecónomo, Vicario de Pastoral, Vicario Judicial, Delegado para la Corrección de Partidas, Presidentes de Comisiones, Vicarios Foráneos, Párrocos, Rector del Seminario Mayor San Esteban, Vicerrector del Seminario Mayor San Esteban, Promotor vocacional, Ecónomo del Seminario Mayor San Esteban, Capellanes.
4.4.2 Consejos
Consejo Presbiteral, Colegio de Consultores, Consejo de Pastoral, Consejo de Asuntos Económicos, Consejo de Gobierno.
4.4.3 Comisiones
Evangelización y Catequesis; Liturgia y Piedad de la Comunidad; Acción Caritativa y Social; Clero; Seminario y Vocaciones; Vida Consagrada; Laicado y Movimientos Eclesiales y Laicales; Familia; Educación; Infancia y Juventud; Misiones; Medios de Comunicación Social; Limites y Nuevas Parroquias; Proyectos.
4.4.4 Vicarías Foráneas y Parroquias respectivas
VICARIA DE NEIVA A: Los Sacerdotes de las Parroquias
La Inmaculada Concepción - La Catedral -, Cristo Sacerdote, El Divino Niño del Limonar, Sagrado Corazón de Jesús, Jesús Obrero, La Medalla Milagrosa, Nuestra Señora del Carmen, Nuestra Señora del Perpetuo Socorro, San Vicente de Paúl, Centro Parroquial San Juan Bosco.
VICARIA DE NEIVA B: Los Sacerdotes de las Parroquias:
El Señor de la Divina Misericordia, Nuestra Señora de Aránzazu, Nuestra Señora de Chiquinquirá, Nuestra Señora de Fátima, Nuestra. Señora de las Mercedes, San Antonio de Anaconia, San Francisco de Asís, San José, San Juan María Vianney.
VICARIA DE NEIVA C: Los Sacerdotes de las Parroquias:
Divino Niño de Galindo, Espíritu Santo, El Señor de los Milagros, la Santísima Trinidad, Niño Jesús de Praga, Nuestra Señora de los Dolores, San Antonio María Claret, San Judas Tadeo, Santa Clara de Asís, Santa María de la Paz
VICARIA DEL NORTE: Los Sacerdotes de las Parroquias:
Nuestra Señora del Carmen (Baraya), Nuestra Señora de las Mercedes (Colombia), Nuestra Señora del Socorro (Villavieja), María Auxiliadora (Fortalecillas), San Andrés (Tello) Santa Ana (Colombia), Santísima Trinidad (Tello).
VICARIA DEL SUR: Los Sacerdotes de las Parroquias:
San JuanBautista (Hobo), Nuestra Señora de la Candelaria (Campoalegre), Nuestra Señora de Lourdes (Algeciras), Nuestra Señora del Divino Amor (Campoalegre), Nuestra Señora del Perpetuo Socorro (Rivera), San Antonio de Padua (La Ulloa-Rivera), San Roque (El Caguán-Neiva).
VICARIA DE OCCIDENTE: Los Sacerdotes de las Parroquias
La Inmaculada Concepción (Palermo), Nuestra Señora de Aránzazu (Rionegro-Iquira), Nuestra Señora de la Candelaria (Teruel), Nuestra Señora del Carmen (Santa María), Nuestra Señora del Carmen (Juncal-Palermo), San Francisco de Asís (Iquira), San Isidro Labrador (Ospina-Palermo), San Luis Beltran (San Luis-Neiva), Santa Ana (Yaguará), Santa Rosalía (Palermo).
4.4.5 Comunidades religiosas
Claretianos: Congregación de Misioneros Hijos del Inmaculado Corazón de María C.M.F.; Franciscanos: Orden de Frailes Menores O.F.M.; Misioneros de la Divina Redención; Salesianos: Sociedad de San Francisco de Sales S.D.B.; Congregación de los Sagrados Corazones de Jesús y María; Congregación de los Padres Pasionistas. Dominicas de la Presentación: Hermanas de la Caridad Dominicas de la Presentación O.P.; Carmelitas de San José: Instituto de Hermanas Carmelitas de San José; Congregación Hijas de Nuestra Señora del Divino Amor; Misioneras Catequistas; Pequeñas Apóstoles de la Redención; Hermanas de la Sagrada Familia S.F.; Salesianas: Hijas de María Auxiliadora F.M.A.; Siervas de Cristo Sacerdote S.C.S.; Siervas del Santísimo: Congregación de Siervas del Santísimo y de la Caridad S.S.E.T.C.; Vicentinas: Hijas de la Caridad de San Vicente de Paúl H. de la C.
4.4.6 Movimientos laicales y grupos apostólicos
Comunidades y Ministerios, Neocatecumenado, Renovación Carismática, Legión de María, Equipos de Nuestra Señora (Región Tolima Grande), Encuentro Matrimonial, Encuentro de Novios, Pastoral Juvenil, Juventudes Marianas, Infancia Misionera, Terciarios Franciscanos, Espiritualidad Trinitaria de la Madre de Dios.
4.4.7 Organigrama
BIBLIOGRAFIA
• Conferencia Episcopal de Colombia, Directorio Nacional de Pastoral Parroquial, nn. 71-113; 117-164.
• Diócesis de Neiva, Plan Pastoral 1997-2002 (03) (04)
• Diócesis de Neiva, Organización 2001, 2002, 2003, 2004
8 Juan Pablo II, Mensaje para la Jornada de la Paz, 1 de enero 2000, n.14
9 CEC, Plan Global de Pastoral, 2003-2005 n.63
10 Cf. GS n.53
11 GRANDA MARIN, Alberto, Elementos para un documento diagnóstico y propositivo sobre la situación del país, Medellín, enero de 2003, n. 3.2.
12 CEC. Plan Global de Pastoral 2003-2005, n.39
13 Ibid. n.38
14 Ibid. n.37
15 Cf HORTA DIAZ, Jaime. "Calumnia e injuria: Delito anacrónico?" En: El Tiempo. Lectura Dominicales. 09.03.2003
16 GRANDA MARIN, Alberto, Elementos para un documento diagnóstico y propositivo sobre la situación del país, Cit. 32.
17 Cf. DP n. 444
18 Cf. PONTIFICIO CONSEJO PARA LA FAMILIA, La Acción evangelizadora de la familia ante el desafío de las sectas, Santafé de Bogotá, CELAM, 1997. p. 57
19 Cf. SD 153, 154.
20 DP n. 435
21 Cf. DSD n 153
22 Ibid. n. 154
23 SAMPEDRO NIETO, Francisco. Sectas y otras doctrinas en la actualidad, 3 ed. Santafé de Bogotá, CELAM, 1995. p. 17
24 Ibid. p. 17
25 Ibid., p. 62
26 Cf. Ibid. p. 260
27 Cfr Informe CELAM 2000, El Tercer Milenio, Nn. 47-58
28 Documento No. 10. Instituto de Estudios para el Desarrollo y la Paz, Bogotá, Noviembre 2002. Declaración de Quito. Encuentro Continental de Parlamentarios sobre El ALCA, Quito 29 y 30 de octubre de 2002
29 Cf. Ibid. Documento No.10
30 PGD p. 84
31 Cf. Informe CELAM 2000, El Tercer Milenio, n.146
32 Cf. GOBERNACION DEL HUILA, Anuario Estadístico del Huila 2002, Neiva, 2003. p. 89
33 Diócesis de Neiva 25 años, 1997, p.5
Segunda Parte: Nuestra Hoja de Ruta
LA ACTIVIDAD PASTORAL: CAMPOS ESPECIFICOS
1. LAS ACCIONES PASTORALES
La actividad pastoral, en sus campos específicos, se encuentra enmarcada dentro de una visión de la fe católica cuyos fundamentos son la Palabra, la Tradición Apostólica y el Magisterio de la Iglesia, ocupando lugar preponderante el Catecismo de la Iglesia Católica que debe ser fuente de los demás catecismos.
1.1 EVANGELIZACIÓN Y CATEQUESIS
1.1.1 Situación
Ha sido la evangelización claramente definida por la Iglesia como su misión propia, como el gran servicio que la misma Iglesia presta al mundo y a los hombres, de ahí su prioridad en la Diócesis. La catequesis, concebida como la educación ordenada y progresiva de la fe dentro de un proceso dinámico, gradual y permanente, es también objeto de especial atención y preocupación. Se cuenta con el Centro Diocesano de Catequesis, con el Seminario Diocesano San Esteban y con una creciente participación del laicado en las labores propias de la catequesis. Las relaciones entre los párrocos y los fieles laicos ofrecen un clima favorable para la cooperación pastoral, así como la existencia de apostolados laicales y experiencias avanzadas sobre catequesis en algunas parroquias de la Diócesis, que bien merecen ser tenidas en cuenta. En relación con la familia, la educación y la parroquia, éstas no están jugando el papel definitivo y preponderante en la catequesis de niños, jóvenes y adultos. Gran número de docentes no son idóneos para impartir la enseñanza religiosa; algunos pueden estar faltos de un sentido más claro de identidad católica que permita, a través suyo, adelantar una labor de catequesis según las enseñanzas de la Iglesia. La evangelización en la Diócesis enfrenta, sin duda, una situación en la que nuestra comunidad no ha llegado todavía a su madurez en la fe, está amenazada por el creciente divorcio entre fe y vida, el secularismo, la superstición, el influjo de las sectas proselitistas, la débil identidad católica en amplios sectores del Pueblo de Dios, el sincretismo, la ausencia de agentes de pastoral debidamente preparados y la extensión y población de algunas parroquias que, en algunos casos, dificulta una acción pastoral más inmediata y personalizada. La catequesis, no logra en nuestra Diócesis llegar a todos los cristianos ni obtiene siempre los frutos de madurez en la fe que se esperan; no hay un justo equilibrio entre la catequesis presacramental y la catequesis sistematizada, organizada y permanente. Falta unidad de criterios y la adopción de un catecismo que haga más uniforme la labor de los catequistas. Varios de los catequistas tienen insuficiente formación doctrinal, poca cohesión temática y escasa pedagogía, esto se hace más crítico debido, en ocasiones, al no suficiente acompañamiento por parte del sacerdote.
1.1.2 Doctrina y discernimiento
SINTESIS
• Anuncio del Reino (Cf. Mc 1, 14-15 Cf. Mt 10,7-8; 28,17-20; Rm 10,16; 1Co 9,16).
• La Iglesia existe para evangelizar (EN. 11, 14, 18-19, 22; LG 3, 5; CCE 210-211, 225,1-2; 426-429; Puebla 165-339; 340-562; Juan Pablo II. Discurso a la UNESCO, 9).
• Catequesis (Cf. Jn 20,31; CD 14, 30; GEM 4; CT 1, 5, 14, 18).
• Responsables formación de agentes (CT 21; CCE 983, 1074-1075; 1697).
• Lugares de la catequesis (CT 23; CD 14).
El contenido fundamental del anuncio de Jesús es: "El tiempo se ha cumplido y el Reino de Dios está cerca; convertíos y creed en la Buena Nueva" (Mc 1, 14-15; Cf. Mt 10,7-8); Jesús ha construido la Iglesia para que continúe, a través del tiempo y del espacio, su misma misión: "Jesús se acercó a ellos y les habló así: "me ha sido dado todo poder en el cielo y en la tierra. Id, pues, y haced discípulos a todas las gentes bautizándolas en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, enseñándoles a guardar todo lo que yo os he mandado. Y sabed que yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo" (Mt 28,17-20). De modo que: "Cristo llevó a cabo la proclamación del Reino de Dios mediante la predicación infatigable de una Palabra de la que se dirá que no admite parangón- Sus palabras desvelan el secreto de Dios, su designio y su promesa, por eso cambian el corazón del hombre y su destino" (EN 11) San Pablo nos muestra con su propia vida esta convicción: "Porque Isaías dice: !&Señor! Quién ha creído a nuestra predicación?. Por tanto, la fe viene por la predicación, por la Palabra de Cristo" (Rm 10,16) "Predicar el Evangelio no es para mí ningún motivo de gloria; es mas bien un deber que me incumbe. Y, !ay de mí si no predicara el Evangelio!" (1Co 9,16; Cf. Mc 1, 14-15; Mt 10,7-8; 28,17-20). Por eso "Evangelizar, constituye, en efecto, la dicha y vocación propia de la Iglesia, su identidad más profunda. Ella existe para evangelizar, es decir, para predicar y enseñar, ser canal del don de la gracia, reconciliar a los pecadores con Dios, perpetuar el sacrificio de Cristo en la Santa Misa, memorial de su muerte y resurrección gloriosa" (EN 14). El centro, el objeto y el fin de toda evangelización es la Persona de Jesucristo: "No hay evangelización verdadera, mientras no se anuncie el nombre, la doctrina, la vida, las promesas, el reino, el misterio de Jesús de Nazaret Hijo de Dios" (EN 22). Así, "Evangelizar significa para la Iglesia llevar la Buena Nueva a todos los ambientes de la humanidad y, con su influjo, transformar desde dentro, renovar a la misma humanidad - la finalidad de la evangelización es por consiguiente este cambio interior - y trata de convertir al mismo tiempo la conciencia personal y colectiva de los hombres, la actividad en la que ellos están comprometidos, su vida, su ambiente concretos." (EN 18) "-alcanzar y transformar con la fuerza del Evangelio los criterios de juicio, los valores determinantes, los puntos de interés, las líneas de pensamiento, las fuentes inspiradoras y los modelos de vida de la humanidad, que están en contraste con la Palabra de Dios y con el designio de salvación" (EN 19). De aquí que la evangelización tenga una íntima relación y afecte directamente la cultura: "La fe se vive en la realidad concreta y toma cuerpo en ella y a través de ella. -la síntesis entre cultura y fe no es solo una exigencia de la cultura, sino también de la fe-Una fe que no se hace cultura es una fe no acogida plenamente, no pensada por entero, no fielmente vivida". (Juan Pablo II. Discurso a la UNESCO, 9; Cf. EN 11,14, 18-19, 22; LG 3, 5; CCE 210-211; 225,1-2; 426-429; DP 165-339; 340-562). Una respuesta de fe al anuncio de la Buena Nueva exige un proceso de profundización y de maduración, por medio de la catequesis, entendiéndola como "el conjunto de esfuerzos realizados por la Iglesia para hacer discípulos, para ayudar a los hombres a creer que Jesús es Hijo de Dios, a fin de que mediante la fe, ellos tengan vida en su nombre". En el centro de la catequesis encontramos esencialmente una Persona, la de Jesús de Nazaret, -Unigénito del Padre, lleno de gracia y de verdad-, que ha sufrido y ha muerto por nosotros y que ahora, resucitado, vive para siempre con nosotros. El objeto esencial y primordial de la catequesis es el Misterio de Cristo". La Iglesia ha considerado siempre la catequesis como "un deber sagrado y un derecho imprescriptible". Un deber que tiene su origen en el mandato del Señor; un derecho, que tiene su fuente en el bautismo, de recibir de la Iglesia una enseñanza y una formación que le permita iniciar una vida verdaderamente cristiana: La enseñanza de la doctrina cristiana, dada generalmente de manera orgánica y sistemática, con miras a iniciarlos en la plenitud de la vida cristiana". La catequesis se identifica por las siguientes características: Enseñanza sistemática, elemental, pero bastante completa y una iniciación cristiana integral. "La catequesis está intrínsecamente unida a toda la acción litúrgica y sacramental, porque es en los sacramentos y sobre todo en la Eucaristía donde Jesucristo actúa en plenitud para la transformación de los hombres" (CT 1,5,14, 18; Cf. Jn 20,31; CD 14, 30; GEM 4). Son responsables de la formación de agentes para el servicio de la evangelización y catequesis, el Obispo como primer pregonero de la fe y como a quien corresponde la alta dirección de la catequesis en la Diócesis; los Presbíteros, pastores y educadores de la comunidad cristiana y como cooperadores del orden episcopal, y como quienes han de fomentar la vocación y tarea de los catequistas; los padres de familia, primeros educadores de la fe de los hijos y, en fin, los maestros y catequistas (CT 21; CCE 983, 1074-1075; 1697). Son lugares de la catequesis: la Comunidad, origen, lugar y meta de la catequesis; la Familia, primeros educadores de la fe; la institución educativa; la Parroquia, lugar más significativo en donde se manifiesta la comunidad cristiana y es el ámbito ordinario donde nace y crece la fe (CT 23; CD 14).
BIBLIOGRAFIA
• Concilio Vaticano II, Dei Verbum, nn. 1,2,7,9;
• Código de Derecho Canónico, cc. 747- 833
• Catecismo de la Iglesia Católica, nn. 26-1065
• Pablo VI, Exhortación Apostólica Evangelii Nuntiandi, Roma, 1975
• Congregación para el Clero, Directorio General para la Catequesis, Roma, 1997, 319 pág.
• Conferencia Episcopal de Colombia, Directorio Nacional de Pastoral Parroquial nn. 170-280
• Juan Pablo II, Exhortación Apostólica Catechesi, Tradendae, Roma, 1979.
• Juan Pablo II, Carta Encíclica, Redemptoris Missio, Roma, 1990.
• Juan Pablo II, Carta Encíclica, Veritatis Splendor, Roma, 1991.
• Juan Pablo II, Carta Encíclica, Fides el Ratio, Roma, 1998.
• Congregación para la Doctrina de la Fe, Dominus Iesus, Roma, 2000.
1.1.3 Programas y proyectos
Programa 1: Fortalecimiento de la Catequesis
Objetivo
Llevar a la madurez de la fe inicial mediante un conocimiento más profundo, sistemático y continuo de la persona y del mensaje de Jesucristo, la Iglesia, el hombre y el mundo.
Metas
• Estructurar una catequesis sistemática, permanente y continua en todos los niveles y sectores.
• Unificar criterios pastorales y adoptar textos y directorios que sirvan de base para una catequesis sistemática y de una catequesis presacramental.
• Aprovechar los medios de comunicación social para transmitir el mensaje de Jesucristo.
• Formar agentes catequistas tanto para el nivel escolar como para el nivel parroquial.
• Adoptar textos y directorios.
• Procurar que las Parroquias tengan el Comité de Evangelización y Catequesis.
Programa 2: Fortalecimiento de la Pastoral Bíblica
Objetivo
Propiciar dentro del Presbiterio y de la Comunidad cristiana un encuentro dinámico con Jesucristo vivo en la lectura, el estudio, meditación, profundización y práctica de la Palabra de Dios, "que interpela, orienta y modela la existencia" (NMI 39).
Metas
• Promover en los fieles la adquisición de la Biblia.
• Renovar el amor por la escucha y vivencia de la Palabra de Dios
• Redescubrir "la válida tradición de la lectio divina" (NMI 39)
1.2 LITURGIA Y PIEDAD DE LA COMUNIDAD
1.2.1 Situación
Existe en la Diócesis aprecio de la Liturgia por parte de los Presbíteros, Religiosos y Laicos, así como por la Piedad de la Comunidad. Especial mención merece el amor a la Eucaristía que se tiene en muy buena parte de los fieles. Se advierte interés por parte de los sacerdotes en lo que referente y a la liturgia y piedad de la comunidad como componentes muy importantes en la formación permanente y continuada del clero diocesano. En cuanto a la vida consagrada en la Diócesis se refiere, la celebración litúrgica constituye eje fundamental de su desarrollo y proyección comunitaria. Poseen las comunidades religiosas, presentes en la vida de la Diócesis, gran aprecio por la celebración de los sacramentos y por el rezo de la Liturgia de las Horas. Un significativo número de fieles laicos participan en las diversas acciones litúrgicas con recogimiento, devoción y piedad, prestando su concurso bien como lectores y cantores, bien como servidores del altar o ministros extraordinarios de la comunión. No obstante lo anterior, se observa que la participación en la liturgia no ha incidido, de la manera deseada, en el fortalecimiento del compromiso de los fieles laicos con la transformación de la realidad temporal a la que pertenecen; esta situación plantea un auténtico desafío para Iglesia diocesana, que consiste en conducir a los fieles laicos hacia el fortalecimiento de su identidad cristiana y el logro de una conciencia plena de su vocación de acuerdo con la gracia de estado que les es propia. El conocimiento, asimilación y práctica de las normas litúrgicas es, en algunos ámbitos de la vida diocesana y parroquial, aún deficiente. Persiste aún en ciertos ambientes la actitud pasiva de los fieles en las celebraciones. Se observa una insuficiente formación de la comunidad en lo referente al canto litúrgico; en algunas circunstancias se advierte sonido inadecuado e improvisación ante la ausencia de lectores y cantores, debidamente preparados, para el servicio litúrgico. Se ha de insistir, con sentido pedagógico, en la reverencia que se debe observar en las celebraciones litúrgicas y que conlleva, incluso, lo referente a la presentación personal, así como el uso y mantenimiento adecuados de los lugares, vasos, ornamentos y libros sagrados, en orden a la celebración misma, y a la educación litúrgica a la que tiene también derecho el Pueblo de Dios. La piedad de la comunidad en la Jurisdicción, a su vez, se caracteriza por contar con valores evangelizadores que ayudan a profundizar la fe, coopera con los fieles en la toma de una mayor conciencia sobre su responsabilidad en la realización de su propio destino, respeta los elementos culturales nativos, es variada y de carácter comunitario e individual, posee sentido de lo sagrado y trascendente, con un arraigado pensamiento de la inmortalidad. La piedad de la comunidad se caracteriza también por su respeto frente a los sacramentos de la Iglesia, el culto mariano, la plegaria, la confianza, el sentido de amistad, la caridad, solidaridad y unión familiar; capacidad de sufrimiento y reparación, consuelo cristiano en situaciones irremediables, así como el desprendimiento de lo material. Sin embargo, con relación a la piedad de la comunidad se hace necesario fortalecer el sentido de pertenencia a la Iglesia, conducir a los fieles hacia una vivencia coherente con la fe que se celebra, y a la recepción de los sacramentos; superar una concepción utilitarista que acompaña ciertas formas de piedad, a la conversión del corazón y a la supresión de todo tipo de sincretismo religioso, superstición y práctica espiritista.
1.2.2 Doctrina y discernimiento
SINTESIS
• Convocación de la asamblea (Neh 9,1-3; Eclo 7,29-31; Sal 134; Lev 23 y 24; Ex 19 y 24; Mt 26,17-29; Mc 14,12-21; Lc 22; Hch 2,42-46; 1Co 11,17-33).
• Liturgia, continuación del oficio sacerdotal de Cristo SC 1-8,10, P 918; CCE 1071; CIC 834,1).
• Domingo, el día de la fe (DD 29, 36).
• Excelencia de la Liturgia y Piedad Popular (DPPL 9,11-12; P 927).
Ya en el Antiguo Testamento el Pueblo de Israel se congregaba para celebrar el encuentro con Yavéh, "postrarse ante El y confesar sus pecados", y para escuchar su Palabra, precedida del ayuno y penitencia. Además, ofrecía al Señor sus primicias y sacrificios de reparación y de santificación. Se hacía presente en el Santuario, la Casa de Yavéh, para bendecirlo. Varias veces al año se convocaba a "Asamblea Santa" para celebrar las solemnidades del Pueblo: el Sábado, la Pascua, los Azimos, las Primicias, la Fiesta de las Semanas, la Expiación y las Tiendas; se prescribía la "llama permanente" y los "panes de la Presencia". La celebración de la Alianza en el SINAI es todo un ritual litúrgico. En el Nuevo Testamento Jesucristo mismo celebró la Pascua judía y la nueva Pascua, la Eucaristía, con los discípulos. Las primeras comunidades se reunían para la "fracción del Pan" y San Pablo hace explícita referencia de la celebración del Memorial de la Pascua de Cristo dando recomendaciones al respecto (Cf. Neh 9,1-3; Eclo 7,29-31; Sal 134; Lev 23 y 24; Ex 19 y 24; Mt 26,17-29; Mc 14,12-21; Lc 22; Hch 2,42-46; 1Co 11,17-33). Desde esta perspectiva, "la Liturgia es la cumbre a la que tiende toda la acción de la Iglesia y, al mismo tiempo, la fuente de donde emana toda su fuerza". "La Liturgia, obra de Cristo, es también una acción de la Iglesia. Realiza y manifiesta como signo visible de la comunión entre Dios y de los hombres por Cristo. Introduce a los fieles en la vida nueva de la comunión. Implica una participación consciente, activa y fructífera de todos." "Toda celebración litúrgica es sagrada por excelencia, cuya eficacia no iguala ninguna otra acción de la Iglesia". "La liturgia, por cuyo medio se ejerce la obra de nuestra redención, sobre todo, en el divino sacrificio de la Eucaristía, contribuye en sumo grado a que los fieles expresen en su vida y manifiesten a los demás el misterio de Cristo y la naturaleza auténtica de la verdadera Iglesia". La Liturgia comunica y realiza en los creyentes la obra de la redención. Como acción cultual de toda la Iglesia, la liturgia exige la participación activa de todos los fieles. La Iglesia cumple el deber de santificar de modo peculiar mediante la sagrada Liturgia, que con razón se considera como el ejercicio de la función sacerdotal de Jesucristo (Cf. SC 1-8, 10; CIC 834,1; DP 918; CCE 1071). Dentro de la acción cultual de toda la Iglesia, "el domingo es, por excelencia, el día de la fe. En él el Espíritu Santo, memoria viva de la Iglesia, hace de la primera manifestación del Resucitado un acontecimiento que se renueva en el hoy de cada discípulo de Cristo". "La asamblea dominical es un lugar privilegiado de unidad. En ella se celebra el mysterium unitatis que caracteriza profundamente a la Iglesia, pueblo reunido por y en la unidad del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo" (DD 29, 36). Un elemento significativo dentro de la espiritualidad del Pueblo de Dios es la piedad popular. Pero ésta está subordinada a la excelencia de la Liturgia, aunque toda otra posible y legítima forma de oración cristiana debe encontrar acogida en la conciencia de los fieles. "Si las acciones sacramentales son necesarias para vivir en Cristo, la formas de la piedad popular pertenecen, en cambio, al ámbito de lo facultativo". Siendo el Evangelio la medida y el criterio para valorar toda forma de expresión -antigua y nueva - de piedad cristiana, a la valoración de los ejercicios de piedad y de las prácticas de devoción debe unirse una tarea de purificación para conservar la justa referencia al misterio cristiano" (DPPL 9) "La realidad indicada con la palabra -religiosidad popular- se refiere a una experiencia universal: En el corazón de toda persona, como en la cultura de todo pueblo y en sus manifestaciones colectivas, está siempre presente una dimensión religiosa". Pero "ninguna acción pastoral debe realizarse sin referencia a la liturgia; las celebraciones litúrgicas suponen iniciación en la fe mediante el anuncio evangelizador, la catequesis y la predicación bíblica" (DPPL 9, 11-12; P 927).
BIBLIOGRAFIA
• Concilio Vaticano II, Sacrosanctum Concilium, nn. 1-46.
• Código de Derecho Canónico, cc. 834-1253.
• Catecismo de la Iglesia Católica, nn. 1066 -1698, 2120, 2698.
• Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, Instrucción Inestimabile Donum, Roma, 1980.
• Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, Directorio sobre la Piedad Popular y la Liturgia, Roma, 2002.
• Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, Instrucción Redemptionis Sacramentum, Roma, 2004.
• Conferencia Episcopal de Colombia, Directorio Nacional de Pastoral Parroquial, nn. 281-577.
• Juan Pablo II, Carta Apostólica Dies Domini, Roma, 1998.
• Juan Pablo II, Carta Apostólica Rosarium Virginis Mariae, Roma, 2002.
• Juan Pablo II, Carta Encíclica Ecclesia de Eucaristía, Roma, 2003.
1.2.3 Programas y proyectos
Programa 1: Fortalecimiento de la Vida Litúrgica Diocesana
Objetivo
Enriquecer la vida litúrgica de la Diócesis mediante la creación de un ambiente propicio para una mejor vivencia de la Liturgia y de la Piedad de la Comunidad.
Metas
• Orientar y motivar a los presbíteros, religiosos (as) y fieles laicos acerca de la naturaleza, fines y signos de la sagrada Liturgia y su aplicación pastoral.
• Procurar que los grupos apostólicos y los movimientos eclesiales y laicales acojan con amor filial el espíritu, normas y orientaciones de la Liturgia de la Iglesia.
• Ofrecer a los laicos una formación sistemática, orgánica y permanente en lo referente a contenidos bíblico, teológico, espiritual y canónico, para un mejor entendimiento y vivencia de la Liturgia.
• Fomentar la preparación a la celebración, las moniciones y el canto litúrgico.
• Procurar que las parroquias tengan el comité de liturgia parroquial.
Programa 2: Asesoría y acompañamiento en la construcción, remodelación y mantenimiento de los lugares sagrados.
Objetivo
Propiciar la devoción y piedad de la comunidad eclesial mediante la construcción, remodelación y mantenimiento de los centros de culto y lugares sagrados, de acuerdo con las normas canónicas y litúrgicas.
Metas
• Brindar asesoría para la construcción, remodelación y mantenimiento de los lugares sagrados.
• Observar debidamente las normas canónicas y litúrgicas para la construcción y remodelación de templos y altares.
• Tener lugares hermosos y cómodos que propicien la piedad y devoción de los fieles.
• Procurar que los altares, presbiterios y lugares de la divina Eucaristía ayuden a la fe y a la vida cristiana de los fieles.
• Constituir un comité interdisciplinario que coopere en estas materias.
1.3 ACCION CARITATIVA Y SOCIAL
1.3.1 Situación
Cuenta la Diócesis con el Secretariado Diocesano de Pastoral, desde el cual despliega su acción pastoral en favor de los más pobres y necesitados; los temas relacionados con la promoción humana, los derechos humanos y el derecho internacional humanitario han sido objeto de preocupación en la Diócesis; hay vinculación al programa de Escuelas de Paz; la Iglesia particular hace presencia en el Consejo Departamental de Paz. El Secretariado Diocesano de Pastoral Social ha contado con el apoyo de la Diócesis, del Secretariado Nacional de Pastoral Social, la Gobernación del Huila y de entidades internacionales como Caritas Española, La Comunidad Europea, Organización Internacional para las Migraciones (OIM) en la realización de acciones solidarias con los desplazados por la violencia y damnificados por desastres naturales. Con el apoyo de Misereor de Alemania, CAFOT de Irlanda y Secours Catholique de Francia, para adelantar el programa de vivienda. Los Secretariados Parroquiales de Pastoral Social (SEPPAS) buscan involucrar a las comunidades parroquiales en la acción solidaria, en cursos sobre Doctrina Social de la Iglesia Católica, servicios médico-asistenciales de carácter ambulatorio, fondo de mejoramiento de vivienda y cursillos de capacitación laboral. A pesar de las ventajas mencionadas, son factores contrarios: La poca conciencia en torno a la defensa de la vida, la promoción y defensa de la dignidad humana; el débil conocimiento de la doctrina Social de la Iglesia en la sociedad huilense y en la misma familia diocesana; la inequitativa distribución de la propiedad de los bienes, generadora de graves desequilibrios sociales; el avasallamiento de las necesidades e intereses de la comunidad por parte de los intereses individuales, así como la escasez de agentes de pastoral social, debidamente capacitados. En un gran número de parroquias no opera todavía el Secretariado Parroquial de Pastoral Social (SEPPAS). Se observa dispersión en los colectivos o grupos de trabajo sin la debida unificación de criterios; se da prioridad a la solución de necesidades materiales, sin el debido acompañamiento pastoral por parte de los párrocos en algunos casos; no existe un medio de comunicación hablado o escrito que permita dar a conocer la acción pastoral que en lo social se adelanta en la Diócesis y que favorecería la socialización de las experiencias ganadas. Es aún insuficiente la acción interinstitucional para generar alternativas productivas de empleo con participación de la Iglesia.
1.3.2 Doctrina y discernimiento
SINTESIS
• Dignidad de la persona humana (CL 37, 38; GS 26).
• El Hombre, un ser social (GS 12, 22. 24-25).
• Legitimidad de la autoridad (GS 74; PT 46)
• Solidaridad (SRS 38)
• Trabajo humano (PP 28; LE 3)
• La Convivencia humana fundada en la verdad, guiada por la justicia y movida por el amor (PT 35; EA 25).
Nos ilumina la persona de Cristo, "el nuevo Adán, que en la misma revelación del misterio del Padre y de su amor, manifiesta plenamente el hombre al propio hombre y le descubre la sublimidad de su vocación" (GS 22). La acción de compromiso social de la Iglesia y del cristiano parte de este principio: "La dignidad personal constituye el fundamento de la igualdad de todos los hombres entre sí. De aquí que sean absolutamente inaceptables las más variadas formas de discriminación" (CL 37). El fundamento de esta dignidad está en que "el hombre ha sido creado a imagen y semejanza de Dios, con capacidad para conocer y amar a su creador, y que por Dios ha sido constituido señor de la entera creación visible para gobernarla y usarla glorificando a Dios. "Creyentes y no-creyentes están generalmente de acuerdo en este punto: Todos los bienes de la tierra deben ordenarse en función del hombre, centro y cima de todos ellos" (GS 12). Por tanto, el efectivo reconocimiento de la dignidad personal de todo ser humano exige el respeto, la defensa y la promoción de los derechos de la persona humana. Se trata de derechos naturales, universales e inviolables. Nadie, ni la persona singular, ni el grupo, ni la autoridad, ni el Estado pueden modificarlos y mucho menos eliminarlos, porque tales derechos provienen de Dios mismo (CL 38). La excelsa dignidad de la persona humana, su superioridad sobre las cosas, sus derechos y deberes universales e inviolables, reclama que se facilite al hombre todo lo que éste necesita para vivir una vida verdaderamente humana: El alimento, el vestido, la vivienda, el derecho a libre elección de estado y a fundar una familia, así como el derecho a la educación, al trabajo, a la buena fama, al respeto, a una adecuada información; a obrar de acuerdo con la norma recta de su conciencia, a la protección de la vida privada y a la justa libertad también en materia religiosa (Cf. GS 26). Dios no creó al hombre en solitario. El hombre es, en efecto, por su íntima naturaleza, un ser social, y no puede vivir ni desplegar sus cualidades, sin relacionarse con los demás (Cf. GS 12; LG 9). Dios ha querido que los hombres constituyan una sola familia y se traten entre sí con espíritu de hermanos. El principio, el sujeto y el fin de todas las instituciones sociales es y debe ser la persona humana, la cual, por su misma naturaleza, tiene absoluta necesidad de la vida social (Cf. GS 24-25). La convivencia civil sólo puede juzgarse ordenada, fructífera y congruente con la dignidad humana si se funda en la verdad; cuando los ciudadanos, bajo la guía de la justicia, respeten los derechos ajenos y cumplan sus propias obligaciones; cuando estén movidos por el amor de modo que sientan suyas las necesidades del prójimo; y cuando la sociedad humana se vaya desarrollando conjuntamente, en un conocimiento y experiencia de libertad (PT 35). Para un armonioso ordenamiento de la sociedad se hace indispensable una autoridad que dirija la acción de todos hacia el bien común, entendido como "el conjunto de aquellas condiciones de vida social con las cuales los hombres, las familias y las asociaciones pueden lograr con mayor plenitud y facilidad su propia perfección" (GS 74). Así, una sociedad bien ordenada y fecunda, requiere gobernantes, investidos de legítima autoridad, que defiendan las instituciones y consagren, de modo suficiente su actividad y sus desvelos al provecho común del país. Toda autoridad que los gobernantes poseen proviene de Dios (Cf. PT 46). La interdependencia, percibida como sistema determinante de relaciones en el mundo actual y asumida como categoría moral, tiene como correspondiente la solidaridad, como actitud moral y social, y como virtud. La solidaridad no es, pues, un sentimiento superficial por los males de tantas personas, cercanas o lejanas; por el contrario, es la determinación firme y perseverante de empeñarse por el bien común, es decir por el bien de todos y cada uno, para que todos seamos verdaderamente responsables de todos (Cf. SRS 38). El trabajo ocupa el centro mismo de la cuestión social (Cf. LE 2), y la Iglesia está convencida de que el trabajo constituye una dimensión fundamental de la existencia del hombre sobre la tierra (Cf. LE 4). Con su trabajo, el hombre ha de procurar el pan cotidiano, contribuir al continuo progreso de la ciencia y la técnica y, sobre todo, a la incesante elevación cultural y moral de la sociedad, en la que vive en comunidad con sus hermanos (Cf. LE. Introducción). El trabajo de los hombres, mucho más para el cristiano, tiene todavía la misión de colaborar en la creación del mundo no terminado (Cf. Gn 1,25; EA 25), hasta que lleguemos todos juntos a constituir aquel hombre perfecto, sobrenatural, del que habla San Pablo, "realiza la plenitud de Cristo" (Cf. PP 14, 21, 28). Dentro de esta perspectiva, la Iglesia considera el problema del trabajo humano como "una clave, quizá la clave esencial de toda la cuestión social, si tratamos de verla verdaderamente desde el punto de vista del bien del hombre" (Cf. LE 3).
BIBLIOGRAFIA
• Concilio Vaticano II, Gaudium et Spes, nn. 12-22, 23-32, 33-39, 46, 63-72, 73-76,77-82;
• Catecismo de la Iglesia Católica, nn. 1699-2557
• Conferencia Episcopal de Colombia, Directorio Nacional de Pastoral Parroquial. Nos. 578-725
• Conferencia Episcopal de Colombia, La Justicia en el Mundo (textos sinodales y aportes de la Iglesia en Colombia), Bogotá, SPEC, 1971, p. 137.
• Conferencia Episcopal de Colombia, Justicia y Exigencias Cristianas, Bogotá, SPEC, 1973, p. 91.
• Juan Pablo II, Carta Encíclica Solicitudo Rei Socialis, Roma, 1987
• Juan Pablo II, Carta Encíclica Centessimus Annus, Roma, 1991
• Carta Encíclica Evangelium Vitae, Roma, 1995
• Juan Pablo II, Carta Encíclica Ut Unum Sint, Roma 1995.
1.3.3 Programas y proyectos
Programa 1: Pastoral de la Reconciliación y de la Vida
Objetivo
Impulsar una Pastoral de la Reconciliación y de la Vida que facilite el paso a soluciones concertadas y justas.
Metas
• Liderar procesos de capacitación y formación en transformación de conflictos para Agentes de Pastoral y Lideres Sociales.
• Promover la difusión, cumplimiento y defensa de los Derechos Humanos y del Derecho Internacional Humanitario.
• Crear espacios para la participación, el dialogo y la convivencia, con base en la identidad cultura e histórica de las propias comunidades.
Programa 2: Pastoral para la Promoción y el Desarrollo Comunitario.
Objetivo: Liderar procesos de Organización y Proyección Comunitaria que busquen la transformación política, económica, cultural y ambiental.
Metas
• Aprovechar los recursos técnicos y la asesoría del SNPS.
• Buscar alianzas con otras instituciones
Programa 3: Pastoral de la Salud
Objetivo
Promover y favorecer las estructuras de la Pastoral de la Salud en la Diócesis por medio de las Parroquias.
Metas
• Promover y conscientizar al Clero en la relevancia de la Pastoral de la Salud dentro del proceso de Evangelización.
• Impulsar redes de apoyo entre Parroquias y otras instituciones
• Formar a la comunidad para su participación y responsabilidad en el cuidado de la vida y su entorno.
Programa 4: Pastoral de la Movilidad Humana
Objetivo
Lograr un mayor impacto social de la acción de la Iglesia en favor de los migrantes y desplazados.
Metas
• Aportar en el proceso de sensibilización acerca de la situación de la creciente movilidad humana que experimentamos.
• Interactuar con organismos del Estado con el fin de poder atender, debidamente, la población desplazada
Programa 5: Pastoral de la Educación Ambiental y Desarrollo Rural sostenible
Objetivo
Lograr una sensibilización y toma de conciencia de los Agentes Pastorales acerca del cuidado y aprovechamiento de los Recursos Naturales.
Metas
• Difusión y aplicación de las líneas pastorales de la Conferencia Episcopal de Colombia sobre el Agro.
• Iniciación de una Pastoral agraria en algunas parroquias con ayuda interinstitucional.
2. LOS AGENTES PASTORALES
2.1 CLERO
2.1.1 Situación
Es el sacerdocio ministerial una gracia de Dios dada para ser comunicada con responsabilidad; en consecuencia, los ministros ordenados están llamados a acoger y vivir con gratitud y permanente compromiso el carisma que les ha sido conferido. Los Sacerdotes de la Diócesis observan una vida de oración y de testimonio que acompañan la celebración de los sacramentos, en especial los de la Eucaristía y de la Reconciliación. La formación de sacerdotes en el Seminario de la Inmaculada Concepción de Garzón y en Seminarios de otras jurisdicciones, de dentro y fuera de la región, enriquece la visión pastoral del presbiterio diocesano. Debe destacarse, igualmente, los esfuerzos, tanto de carácter diocesano como particular por adelantar estudios de especialización y por la formación continuada. En las diversas circunstancias y acontecimientos de la vida de la Iglesia Particular, signada, últimamente, por el agudo conflicto social y político que vive Colombia y el Departamento, el Clero ha sabido responder llevando la voz, esperanzadora, humana, fraterna, justa y cristiana del Evangelio. El Obispo y los Presbíteros gozan de credibilidad y de poder de convocatoria delante del Pueblo de Dios. En no pocas localidades de la jurisdicción el progreso fue liderado por los ministros sagrados, bajo cuya dirección las comunidades abrieron vías de penetración, construyeron acueductos, escuelas, colegios, templos, casas para ancianos, hogares para niños, centros de salud y redes de fluido eléctrico y de telecomunicaciones. No obstante, los aspectos antes referidos, las estrategias de formación y actualización para el clero no han sido aprovechadas suficientemente; en algunos lugares no se cuenta con templos y casas curales suficientemente adecuados. Las precarias condiciones de vida y el creciente empobrecimiento de comunidades parroquiales representan, a veces, dificultad para una labor sacerdotal todavía más eficaz. Puede suceder que, en algunos casos, no haya suficiente valoración y práctica de medios necesarios de la vida espiritual, como la confesión, la mortificación, la prudencia pastoral o la dirección espiritual continuada Es de destacar, por una parte, el hecho de que algunos sacerdotes no se preocupen debidamente de su bienestar y seguridad social cubriendo, de manera oportuna sus respectivos aportes. Por otra, es preocupante también el hecho, que algunos sacerdotes no cubran el MASC para colaborar así con los sacerdotes enfermos y ancianos de todo el País.
2.1.2 Doctrina y discernimiento
SINTESIS
• Los obispos, sucesores de los apóstoles (LG 20)
• Los presbíteros, próvidos cooperadores de los obispos (LG 28; PDV 5)
• Comunión (PDV 12)
• Caridad pastoral (PDV 13,23)
• Obediencia (PDV 28)
• Santidad de vida (PDV 2; PO 12)
• Formación permanente PDV 3, 70,71)
• Relación del sacerdote con María (El Presbítero, Pastor y Guía de la Comunidad Parroquial, 8).
Cristo ha manifestado en sí mismo el rostro perfecto y definitivo del sacerdocio de la Nueva Alianza. Esto lo ha hecho en su vida terrena, sobre todo, en el acontecimiento central de su Misterio Pascual (Cf. PDV 13). Los Obispos, quienes han sucedido por institución divina a los Apóstoles como pastores de la Iglesia, "recibieron el ministerio de la comunidad con sus colaboradores, los sacerdotes y diáconos, presidiendo en nombre de Dios la grey, de las que son pastores, como maestros de doctrina, sacerdotes del culto sagrado y ministros de gobierno" (LG 20). Los Presbíteros, aunque no tienen la cumbre del pontificado y dependen de los obispos en el ejercicio de su potestad, están, sin embargo unidos con ellos en el honor del sacerdocio y, en virtud del sacramento del orden, han sido consagrados como verdaderos sacerdotes del Nuevo Testamento, a imagen de Cristo, sumo y eterno sacerdote (Cf. Hb 5, 1-10; 7,24; 9,11-28), para predicar el Evangelio, celebrar el culto divino y apacentar a los fieles (LG 28). De hecho, sin sacerdotes la Iglesia no podría vivir aquella obediencia fundamental que se sitúa en el centro mismo de su existencia y de su misión en la historia, esto es, la obediencia al mandato de Jesús: "Id y haced discípulos a todas las gentes" (Mt 28,19) y "Haced esto en conmemoración mía" (Lc 22, 19; Cf. 1Co 11,24; PDV Introducción). La Carta a los Hebreos subraya claramente la humanidad del ministro de Dios, pues procede de los hombres y está al servicio de los hombres imitando a Jesucristo, probado en todo igual que nosotros, excepto en el pecado (Hb 5,15; PDV 5). Todo Sumo Sacerdote es tomado de entre los hombres y está puesto en favor de los hombres en lo que se refiere a Dios (Hb 5,19). Mediante el sacerdocio que nace de la profundidad del inefable misterio de Dios, o sea, del amor del Padre, de la gracia de Jesucristo y del don de la unidad del Espíritu Santo, el presbítero está adherido sacramentalmente en comunión con el Obispo y con los otros presbíteros, para servir al Pueblo de Dios que es la Iglesia y atraer a todos a Cristo, según la oración del Señor, "para que todos sean uno como nosotros-" (Jn 17,11.21; Cf. PDV12). Entre las virtudes más necesarias a los ministros sagrados se recuerda la disposición de ánimo para estar siempre prontos en buscar no la propia voluntad, sino el cumplimiento de la voluntad de Aquél que los ha enviado (Cf. Jn 4,34; 5,30; 6,38). Se trata de la obediencia que, en el caso de la vida espiritual del sacerdote, presenta algunas características peculiares (Cf. PDV 28). El principio interior, la virtud que anima y guía la vida espiritual del presbítero, en cuanto configurado con Cristo, Cabeza y Pastor, es la caridad pastoral, que es participación de la misma caridad pastoral de Jesucristo: Don gratuito del Espíritu Santo y, al mismo tiempo, llamada de Dios y deber del presbítero a una respuesta libre y responsable. El contenido esencial de la caridad pastoral es la total donación de sí mismo a Dios y a la Iglesia, compartiendo el don de Cristo según su imagen y ejemplo (Cf. PDV 23). Una tarea de máxima importancia para el futuro de la evangelización es la atención asidua al presbítero, llevada a cabo durante toda la vida, con miras a su santificación personal en el ministerio, y mediante la actualización constante de su dedicación pastoral (Cf. PDV 2). Los sacerdotes están obligados de manera especial a alcanzar esa perfección (la santidad), ya que, consagrados de manera nueva a Dios por la recepción del Orden, se convierten en instrumentos vivos de Cristo, Sacerdote eterno, para proseguir en el tiempo la obra admirable del que, con celeste eficacia, reintegró a todo el género humano (Cf. PO 12). Cuanto más se desarrolla el apostolado de los laicos tanto más fuertemente se advierte la necesidad de contar con sacerdotes bien formados y santos (Cf. PDV 3). Papel fundamental en ese proceso de santificación (perfección) y de continuar actualización desempeña la formación permanente: "Te recomiendo que reavives el carisma de Dios que está en ti" (2Tm 1,6). Estas palabras se pueden aplicar legítimamente a la formación permanente a la que están llamados todos los sacerdotes en razón del don de Dios que han recibido con la ordenación sagrada. Ellas ayudan a entender el contenido real y la originalidad inconfundible de la formación permanente de los presbíteros: (1Tm 4,14-16). La formación permanente descubre su naturaleza profunda como "fidelidad" al ministerio sacerdotal y como "proceso de continua conversión" (Cf. PDV 70). La caridad pastoral es alma y forma de la formación permanente del sacerdote (Cf. PDV 70). La formación permanente debe ser más bien el mantener vivo un proceso general e integral de continua maduración, mediante la profundización, tanto de los diversos aspectos de la formación - humana, espiritual, intelectual y pastoral - como de su específica orientación vital e íntima, a partir de la caridad pastoral y en relación con ella (Cf. PDV 71). En María, Virgen y Madre de Dios, el sacerdote toma conciencia de ser con Ella "instrumento de comunicación salvífica entre Dios y los hombres. La relación del sacerdote con María no se reduce a la necesidad de protección y ayuda" (Congregación para el Clero, El Presbítero, Pastor y Guía de la Comunidad Parroquial, 8). Los diáconos reciben la imposición de las manos "no en orden al sacerdocio sino en orden al ministerio". Confortados con la gracia sacramental, en comunión con el Obispo y el Presbiterio, sirven al Pueblo de Dios en el ministerio de la Liturgia, de la Palabra y de la Caridad (Cf. LG 29).
BIBLIOGRAFIA
• Concilio Vaticano II, Presbyterorum Ordinis, nn. 1-22.
• Código de Derecho Canónico, cc. 232-293.
• Catecismo de la Iglesia Católica, nn. 1174, 1461,1510,1516,1533 -1599, 2298.
• Conferencia Episcopal de Colombia, Directorio Nacional de Pastoral Parroquial. nn. 730 -743.
• Congregación para el Clero, Directorio para el Ministerio y la Vida de los Presbíteros. Bogotá, Roma (Bogotá, SPEC), 1994, p. 119.
• Juan Pablo II, Exhortación Apostólica Pastores Dabo Vobis, Roma,1992.
• Juan Pablo II, Exhortación Apostólica Pastores Gregis, Roma, 2003.
• Juan Pablo II. Cartas a los Sacerdotes con ocasión del Jueves Santo, 1979-2003, Medellín, 2003.
• Conferencia Episcopal de Colombia, Vocación, Vida y Ministerio de los Pastores de la Iglesia Católica en Colombia, Bogotá SPEC, 1995, p. 92.
• Congregación para el Clero, el Presbítero, Pastor y Guía de la Comunidad Parroquial, Roma, 2002.
2.1.3 Programas y proyectos
Programa 1: Formación Permanente del Clero.
Objetivo
Fortalecer la identidad propia del presbítero mediante el conocimiento del Misterio de Cristo, del hombre y de la Iglesia en comunión con el Obispo y con los demás hermanos Presbíteros, con miras al ejercicio de la caridad pastoral.
Metas
• Diseñar un plan que facilite y estimule la formación permanente de los Presbíteros en diversos aspectos de su ser y quehacer como ministros sagrados (humano, espiritual, doctrinal, pastoral y administrativo).
• Fomentar el amor y práctica de la oración, de la vida sacramental y de la dirección espiritual.
• Aprovechar los medios de comunicación social y la cooperación interinstitucional para la actualización intelectual, teológica, espiritual y pastoral.
• Preparar convenientemente la homilía y demás intervenciones doctrinales en bien de la comunidad.
• Favorecer la programación pastoral parroquial y el espíritu de trabajo pastoral solidario en la ejecución de los Programas y Proyectos del Plan Diocesano de Pastoral.
• Aprovechar los diferentes encuentros del presbiterio para crecer en comunión y en vida fraterna.
Programa 2: Seguridad Social y Congrua Sustentación del Clero.
Objetivo: Buscar por medios adecuados la justa remuneración de los Presbíteros
Metas
• Definir parámetros que muestren una justa remuneración del clero.
• Establecer mecanismos (Diócesis, Presbiterio, Pueblo de Dios) tendientes a favorecer una justa remuneración de quienes hacen parte del Presbiterio diocesano.
• Aunar esfuerzos dentro del Pueblo de Dios y los mismos Presbíteros para garantizar su seguridad social y su justa remuneración.
• Analizar y redireccionar el Mutuo Auxilio Del Clero (MAC).
2.2 VIDA CONSAGRADA
2.2.1 Situación
La presencia de la Vida Consagrada, constituye una riqueza para la Iglesia Diocesana. El aporte de las comunidades a la actividad pastoral diocesana es significativo, especialmente, en los campos de la vida espiritual y pastoral, de la inserción parroquial, de la cooperación misionera, de la acción social y de la educación. Algunos aspectos que favorecen la presencia de las comunidades religiosas en la Jurisdicción son, entre otros: El aprecio de la Diócesis por la vida consagrada, su piedad y testimonio de vida, el cumplimiento cabal de la labor pastoral, apertura a una formación continuada, espíritu de sacrificio y de entrega, comunión fraterna, vivencia del Evangelio, fluida comunicación entre las comunidades y el Clero diocesano, cooperación con las parroquias. Debe afirmarse que es todavía poca la presencia de institutos de vida consagrada en la Iglesia particular. No se goza siempre de un suficiente conocimiento acerca de los carismas y apostolados de las comunidades religiosas; y, al mismo tiempo, no existe el conocimiento necesario de la naturaleza y planes pastorales de la Diócesis. Los miembros de los institutos y comunidades religiosas deberían tener mayor participación en organismos tales como la CRC, CONACED, Comisiones Diocesanas y otras.
2.2.2 Doctrina y discernimiento
SINTESIS
• Fundamento y sentido de la vida consagrada (VC 1; 17)
• Objetivo (VC 20; 5)
• Consejos evangélicos (CIC 573; 575; PCH 1)
• Seguimiento de Cristo (PC 2, 5; Rm 8,1-13)
La vida consagrada, enraizada profundamente en los ejemplos y enseñanzas de Cristo el Señor, es un don de Dios Padre a la Iglesia por medio de su Espíritu (Cf. VC 1). El fundamento evangélico de la vida consagrada se debe buscar en la especial relación que Jesús, en su vida terrena, estableció con algunos de sus discípulos, invitándolos no solo a acoger el Reino de Dios en la propia vida, sino a poner la propia existencia al servicio de esta causa, dejando todo e imitando más de cerca su forma de vida (Cf. VC 14). El don de la vocación religiosa está enraizado en el don del bautismo, pero no es dado a todo bautizado. Es concedido, de modo gratuito, por Dios a aquellos a quienes ha escogido libremente de entre su comunidad y para el bien de la Iglesia y de la humanidad (Cf. Mt 19,9-12; 1Cor 7,1ss; PC 5). Su carácter eminentemente trinitario ilumina, de manera especial, el sentido de su vocación y le atrae interiormente para encontrar el amor de Dios que invita a su exclusivo servicio como testimonio de fidelidad ante el mundo; y su carácter profético, como participación en la misión profética de Cristo implica un radical seguimiento, de Jesús y, por consiguiente, una entrega total a su misión. En un mundo que ha perdido el rostro de Dios, es urgente el testimonio de los consagrados de Cristo vivo. Objetivo de la vida consagrada es hacer visible las maravillas que Dios realiza en las personas llamadas. Más que con palabras, testimonian las realidades con el lenguaje elocuente de una existencia transfigurada, capaz de sorprender al mundo (Cf. VC 20). La vida consagrada está en el corazón mismo de la Iglesia, como elemento convincente para su misión, ya que "indica la naturaleza íntima de la vocación cristiana" y la aspiración de toda la Iglesia, Esposa, hacia la unión con el único Esposo (Cf. VC 3). La multitud de formas de vida consagrada suscitadas por el Espíritu aparecen como una planta llena de ramas que hunde sus raíces en el Evangelio y da frutos copiosos en cada época de la Iglesia (Cf. VC 5). La vida consagrada, por la profesión de los consejos evangélicos, es una forma estable de vivir en la Iglesia, en la cual los fieles, siguiendo más de cerca a Cristo bajo la acción del Espíritu Santo, se dedican totalmente a Dios como a su amor supremo (CF. CCE 573). Los consejos evangélicos, fundados en la doctrina y ejemplo de Cristo Maestro, son un don divino que la Iglesia ha recibido del Señor y conserva siempre con su gracia (Cf. CIC 575) y aparecen como un signo clarísimo del reino de los cielos (Cf. PC 1). Es una consagración total de la persona, que manifiesta el desposorio admirable establecido por Dios con la Iglesia y con la humanidad. La norma suprema y última de la vida religiosa es el seguimiento de Cristo tal como se propone en el Evangelio (PC 2). Todos los Institutos han de participar en la vida de la Iglesia y hacer suyos, y favorecer según sus posibilidades, los esfuerzos y propósitos de la misma Iglesia (bíblico, litúrgico, dogmático, pastoral, ecuménico, misional y social) (Cf. PC 2). El servicio a Dios debe urgir y fomentar en todos los miembros de cualquier instituto el ejercicio de las virtudes, señaladamente, la humildad y la obediencia, la pobreza y el desposeimiento, la continencia y la castidad, por las que participan en el anonadamiento de Cristo (Cf. Fp 2,6-8), a la vez que en su vida en el Espíritu (Cf. Rm 8,1-13) La vida consagrada, en sí misma, es evangelizadora en orden a la comunión y participación, cuyas tendencias son: La experiencia de Dios, el seguimiento radical de Cristo, la vida fraterna, la opción preferencial por los pobres, la inserción en la vida de la Iglesia universal y particular. (Cf. DP 721-776).
BIBLIOGRAFIA
• Concilio Vaticano II, Perfectae Caritatis, nn. 1-25.
• Código de Derecho Canónico, cc. 573-746.
• Catecismo de la Iglesia Católica, nn. 897, 916, 925, 1174, 1203,1462,1618-1620.
• Conferencia Episcopal de Colombia, Directorio Nacional de Pastoral Parroquial, nn.744-746; 784-788.
• Sagrada Congregación de Obispos y Sagrada Congregación de Religiosos, Relaciones de Obispos-Religiosos en la Iglesia, Roma, 1978.
• Juan Pablo II, Vita Consecrata, Roma, 1996.
2.2.3 Programas y proyectos
Programa: Fortalecimiento de la Integración de la Vida Consagrada en la Vida Diocesana
Objetivo
Fomentar una estrecha comunicación y conocimiento recíproco entre las comunidades de vida consagrada y el clero diocesano, como garantía de un clima fraterno que haga posible una acción pastoral eficiente y eficaz. Metas
• Acompañar a las comunidades religiosas y a las sociedades de vida apostólica existentes en la Diócesis.
• Propiciar la presencia de comunidades religiosas en los lugares más necesitados de la Diócesis.
• Auspiciar la presencia de comunidades de vida contemplativa.
• Dar a conocer el sentido de la vida consagrada en el ámbito diocesano.
• Realizar jornadas de actualización, capacitación e integración entre la vida consagrada y el clero diocesano.
• Programar el año pastoral conjuntamente.
2.3 LAICADO
2.3.1 Situación
Existe en la Diócesis una creciente y alentadora presencia y participación de los laicos en la obra evangelizadora. Los laicos tienen, cada vez más, una mayor conciencia de su vocación cristiana y misionera. Se cuenta con varios apostolados laicales: Comunidades y ministerios, Camino Neocatecumenal, Renovación Carismática Católica, Equipos de Nuestra Señora, Focolares, Adoración Eucarística Perpetua, Legión de María, Orden Franciscana Secular, Juventud Misionera, Infancia Misionera, Pastoral Universitaria y Profesionales, Encuentro de Novios, Nueva Evangelización y Encuentro Matrimonial. Persiste, sin embargo, en un amplio número de fieles laicos una difusa comprensión acerca de su responsabilidad en la misión de la Iglesia. Se percibe que los valores del Evangelio no han penetrado suficientemente la vida de muchos laicos. Debe trabajarse todavía por una mejor comunión de los laicos con la Iglesia, y de los apostolados entre sí y con la familia diocesana. Los esfuerzos para promover y formar los laicos se han de orientar para obtener de ellos no sólo su servicio al interior de la Iglesia, sino, sobre todo, el compromiso de transformar la realidad social como campo específico de su realización cristiana en el mundo y en la Iglesia. Resulta urgente seguir trabajando para que el laico llegue a un conocimiento de la Palabra de Dios, del Catecismo y del Magisterio de la Iglesia. La participación del laicado en las estructuras parroquiales y diocesanas es aún débil. El acompañamiento pastoral a los laicos y sus apostolados se muestra pobre, disminuyéndose, de esta manera, la comunión que debería existir entre el laicado y la jerarquía; permanece, a veces, una visión clericalista en algunos ámbitos parroquiales. Por otra parte, se observa, en general, en los laicos poca perseverancia para cumplir las metas de su formación, de acuerdo con las oportunidades que en tal sentido les brindan la Iglesia diocesana, las parroquias y los mismos, organismos de los apostolados seglares.
2.3.2 Doctrina y discernimiento
SINTESIS
• Dignidad de los fieles laicos (CL 8 - 11)
• Partícipes de la triple misión de Cristo (CL 14)
• Llamados a la santidad (CL 16)
• Participación en la Iglesia (CL 15)
Los fieles laicos no son, simplemente, obreros que trabajan en la viña sino que forman parte de la viña misma: "Yo soy la vid, vosotros los sarmientos" (Jn 15,5), dice Jesús (CL 8). "Los laicos se encuentran en la línea más avanzada de la vida de la Iglesia; por ellos la Iglesia es principio vital de la sociedad humana. Por tanto, ellos, especialmente, deben tener conciencia, cada vez más clara, no sólo de pertenecer a la Iglesia, sino de ser Iglesia" (CL 9). "Sólo dentro de la Iglesia como misterio de comunión se revela la -identidad- de los fieles laicos, su original dignidad. Y sólo dentro de esta dignidad se pueden definir su vocación y misión en la Iglesia y en el mundo" (CL 8) La finalidad de la vocación del fiel laico es buscar el Reino de Dios tratando las realidades temporales y ordenándolas según Dios. Y es la inserción en Cristo, por medio de la fe y de los sacramentos de la iniciación cristiana, la raíz primera que origina la nueva condición del cristiano en el misterio de la Iglesia y constituye su más profunda fisonomía, la que está en la base de todas las vocaciones del dinamismo de la vida cristiana de los fieles laicos (Cf. CL 9). Mediante el bautismo se describe la vida de los laicos, unida a tres aspectos fundamentales: Regeneración en la vida de los hijos de Dios; unión a Jesucristo y a su Cuerpo que es la Iglesia; unción en el Espíritu Santo que los constituye en templos vivos de su presencia (Cf. CL 10). Participa el fiel laico en la triple misión de Cristo, según el modo que le es propio: Profético sacerdotal y real. (Cf. CL 14). El oficio profético: habilita y compromete a los fieles laicos a acoger con fe el Evangelio y a anunciarlo con las palabras y con las obras, sin vacilar en denunciar el mal con valentía. Como testigos de Cristo resucitado son hechos partícipes del sentido sobrenatural de la fe de la Iglesia, y de la gracia de la palabra; llamados a hacer que resplandezca la novedad y la fuerza del evangelio en su vida cotidiana. El oficio sacerdotal: Incorporados a Jesucristo, los bautizados están unidos a El y a su sacrificio en el ofrecimiento de sí mismos y de todas sus actividades (cf. Rm 12, 1-2), para convertir toda vida en "sacrificio espiritual aceptable a Dios por Jesucristo", en favor de toda la comunidad. El oficio real: Son llamados por El a servir al Reino de Dios y a difundirlo en la historia. Viven la realeza cristiana mediante la lucha espiritual para vencer en sí mismos el pecado (Cf. Rm 6,12), y después en la propia entrega para servir, en la justicia y en la caridad, a Jesús presente en todos sus hermanos, especialmente, en los más pequeños (Cf. Mt 25,40). Cómo se concreta y qué exige la santidad en todo su obrar del ser cristiano. En la vida según el Espíritu, cuyo fruto es la santificación (Cf. Rm 6,22 Gal 5,22), y exige de cada uno de los bautizados el seguimiento y la imitación de Jesucristo en la recepción de las Bienaventuranzas, en el escuchar y meditar la Palabra de Dios, en la participación consciente y activa en la vida litúrgica y sacramental de la Iglesia, en la oración individual, familiar y comunitaria, en el hambre y sed de justicia, en el llevar a la práctica el mandamiento del amor en todas las circunstancias de la vida y en el servicio a los hermanos, principalmente, si se trata de los más de los pobres y de los que sufren. El carácter secular, que le es propio y peculiar, es lo que identifica al laico como tal y lo distingue de los otros miembros de la Iglesia. La condición eclesial de los fieles laicos se encuentra radicalmente definida por su novedad cristiana y caracterizada por su índole secular (Cf. CL 15). Su "índole secular" lleva al laico a una participación en la misión de la Iglesia con una modalidad propia de actuación y de función. Se trata de un lugar que viene presentado en términos dinámicos: Los fieles laicos viven en el mundo, esto es, implicados en todas y cada una de las ocupaciones y trabajos del mundo y de las condiciones ordinarias de la vida familiar y social, de la que su existencia se encuentra como entretejida. El mundo se convierte en el ámbito y medio de la vocación cristiana de los fieles laicos, porque ellos mismos están destinados a dar gloria a Dios Padre en Cristo. Buscan el Reino de Dios, tratando las realidades temporales y ordenándolas según Dios. (Cf. CL 15)
BIBLIOGRAFIA
• Concilio Vaticano II, Apostolicam Actuositatem, nn. 1-33.
• Código de Derecho Canónico, cc. 204-231.
• Catecismo de la Iglesia Católica, nn. 785, 864, 871, 897, 1174, 1175, 1669, 2442.
• Directorio Nacional de Pastoral Parroquial, nn. 747 -756; 779-783.
• Juan Pablo II, Exhortación apostólica Christifideles Laici, Roma, 1988.
• Varias congregaciones Romanas, Instrucción sobre algunas cuestiones acerca de la colaboración de los fieles laicos con los sacerdotes, Roma, 1997.
2.3.3 Programas y proyectos
Programa 1: Formación de Laicos Evangelizados y Evangelizadores
Objetivo
Llevar a los fieles laicos al conocimiento, y a la vivencia de la fe recibida en el bautismo, para que puedan asumir su misión activa en la Iglesia y en el mundo, como partícipes del triple munus de Jesucristo, profeta, sacerdote y rey.
Metas
• Brindar una formación integral a los fieles laicos para que inicien o reaviven su participación activa en la edificación de la Iglesia y en la transformación de la realidad temporal.
• Conocer la realidad temporal y pastoral para poder ejercitarse en una actividad consecuente.
• Aprovechar los medios de comunicación social para la formación del laico y la difusión del evangelio.
Programa 2: Participación de los Fieles Laicos en la Pastoral Orgánica
Objetivo
Formar agentes laicos de pastoral, para el liderazgo pastoral y comunitario, tomando como base la dignidad humana y cristiana, la realidad temporal, la valoración de lo religioso y la comunión eclesial.
Metas
• Promover una pastoral orgánica y planificada, tanto en nivel diocesano como parroquial.
• Acoger, acompañar y fortalecer los grupos apostólicos parroquiales, movimientos eclesiales, de tal manera que asuman un mayor compromiso evangelizador y lleguen a ser "fermento en la masa".
• Promover la unidad de la Iglesia mediante el discernimiento del Espíritu, a fin de conservar la riqueza de los carismas y dar importancia a la promoción de la pastoral orgánica y la animación de las comunidades.
3. LOS DESTINATARIOS O NIVELES PASTORALES
3.1 FAMILIA
3.1.1 Situación
Existe en el ámbito diocesano un importante núcleo de familias que gozan de estabilidad y se esfuerzan por vivir de modo cristiano. Algunas de ellas forman parte de apostolados organizados de laicos e, incluso, vienen jugando un destacado papel de apoyo en las diversas actividades pastorales de las parroquias y de la Diócesis. Muchas familias son, mediante su testimonio de vida y apoyo individual, ejemplo para la comunidad y los pastores. No obstante, en la realidad diocesana un significativo número de familias no viven plenamente los valores humanos y cristianos, esto se confirma por los muchos casos de la unión libre, el adulterio, el concubinato, la crisis de autoridad, la violencia intrafamiliar, el madresolterismo, la infidelidad conyugal y el abandono de los hijos, por parte de sus progenitores. Esta realidad se torna más patética con la inestabilidad causada por la difícil situación económica y la crisis laboral que golpean la economía doméstica y hacen poco probable alcanzar las condiciones de vida digna para un creciente número de familias. Colombia, como buena parte del mundo, se acostumbró a formar familias sin matrimonio y a formar familias sin hogar, causa, sin duda, de situaciones de corrupción y de violencia en la nación. La falta de una mayor conciencia, en muchas familias de su tarea como iglesia doméstica, formadora de personas, educadora de la fe, defensora de la vida y promotora de desarrollo, suele ir acompañada de una vivencia superficial de la misma fe y, no pocas veces, matizada con creencias supersticiosas. La situación descrita se ve ampliamente favorecida por el impacto de contenidos contrarios a la dignidad humana y familiar difundidos a través de los medios de comunicación social como la prensa hablada y escrita, la televisión y el ciberespacio.
3.1.2 Doctrina y discernimiento
SINTESIS
• El modelo de la familia está en Dios (Gn 1,28; P 582; FC 11; 18 Juan Pablo II., Carta a las Familias 1994)
• La alianza matrimonial (GS 48-49; Gn 2,24; Mt 19,6-8; CIC 1055; FC 13; LG 35; P 583)
• Unidad e indisolubilidad (GS 48)
• Paternidad y maternidad responsables (GS 50)
• Familia, santuario de la vida (FC 18, 43, 86; GS 47; DNPF 75-79)
Desde el comienzo del Génesis, es posible distinguir la realidad de la maternidad y la paternidad y, por consiguiente, también la realidad de la familia humana: "Creó Dios al hombre a imagen suya: A imagen de Dios los creó; varón y mujer los creó" (Gn 1,28; Cf. JP II. Carta a las Familias 6). A la luz del N.T. es necesario descubrir que el modelo originario de la familia hay que ponerlo en Dios mismo, en el misterio trinitario de su vida. El "Nosotros" divino constituye el modelo eterno del "nosotros" humano; ante todo, de aquel que está formado por el hombre y la mujer, creados a imagen y semejanza divina (Cf. DP 582). El hombre es creado desde "el principio" como varón y mujer: de ahí derivan la "masculinidad" y la "femineidad" de cada individuo, y cada comunidad asume su propia riqueza característica en el complemento recíproco de las personas. Es también la primera afirmación de la igual dignidad del hombre y de la mujer: ambos son personas. El misterio divino de la encarnación del Verbo está en estrecha relación con cada persona y con cada familia humana (Cf. FC 11, 18; JP II, Carta a las Familias, 1994). La familia ha sido considerada siempre como la expresión primera y fundamental de la naturaleza social del hombre. Y, a la vez, la familia una comunidad de personas, para las cuales el propio modo de existir y vivir juntos la communio personarum. La familia arranca de la comunión conyugal, que el Concilio Vaticano II califica como "alianza", por la cual el hombre y la mujer -se aceptan y entregan mutuamente- (Cf. GS 48; Gn 2,24; Mt 19, 6-8; JP II, Carta a las Familias, 1994. n. 7). La alianza matrimonial fue elevada por Cristo Nuestro Señor a la dignidad de sacramento entre bautizados. Por tanto, entre bautizados, no puede haber contrato matrimonial válido que no sea por ese mismo sacramento (Cf. Can. 1055; FC 13; LG 35; GS 48-49). Mediante la comunión de personas, que se realiza en el matrimonio, el hombre y la mujer dan origen a la familia. Con ella se relaciona la genealogía de cada hombre: La genealogía de la persona. (JP II, Carta - n. 9). Cuatro relaciones fundamentales de la persona encuentran su pleno desarrollo en la vida de la familia: Paternidad, filiación, hermandad, nupcialidad (DP 583). La entrega de la persona exige, por su naturaleza, que sea duradera e irrevocable. La unidad e indisolubilidad del matrimonio deriva primariamente de la esencia de esta entrega: Entrega de la persona a la persona. En este entregarse recíproco se manifiesta el carácter esponsal del amor (JP II, Carta n. 11).
La constitución de una familia exige la "paternidad y maternidad responsables", que es un compromiso concreto que debe cumplirse; paternidad y maternidad se refieren directamente al momento en que el hombre y la mujer, uniéndose en una sola carne, pueden convertirse en padres. Este momento tiene un valor muy significativo, tanto por su relación interpersonal como por su servicio a la vida. Ambos se convierten en procreadores - padre y madre - comunicando la vida a un nuevo ser humano. Las dos dimensiones de la unión conyugal, la unitiva y la procreativa, no pueden separarse, artificialmente, sin alterar la verdad íntima del mismo acto conyugal (Cf. JP II, Carta n. 12). La familia está llamada a ser santuario de la vida, formadora de personas, educadora de la fe, promotora del desarrollo, Iglesia doméstica; es la célula primera y vital de la sociedad y el futuro de ésta se fragua en la familia; existe una reciprocidad entre familia, escuela y parroquia, puesto que se requieren íntimamente, para perfeccionamiento y bien de la sociedad y de la Iglesia (FC 17-18, 42-43; 86; GS 47; DNPF 75-79; 100-108).
BIBLIOGRAFIA
• Concilio Vaticano II, Gaudium et Spes, nn. 47-52;
• Código de Derecho Canónico, cc. 1055-1165;
• Catecismo de la Iglesia Católica, nn. 372, 1113, 1210, 1534, 1601-1666, 2101, 2225, 2333, 2350, 2360, 2685
• Conferencia Episcopal de Colombia, Directorio Nacional de Pastoral Parroquial, nn. 759 -778
• Conferencia Episcopal de Colombia, Mensaje Pastoral sobre el Matrimonio, Bogotá, SPEC, 1987.
• Conferencia Episcopal de Colombia, Directorio Nacional de Pastoral Familiar, Bogotá, 1993, p. 201.
• Juan Pablo II, Familiares Consortio, Roma, 1981.
• Juan Pablo II, Carta a las Familias, 1994.
3.1.3 Programas y proyectos
Programa: La Familia como Fundamento de la Iglesia y de la Sociedad.
Objetivo
Fortalecer la familia mediante el anuncio del Evangelio y el acompañamiento pastoral, para que pueda constituirse en verdadera iglesia doméstica y célula fundamental de la sociedad.
Metas
• Realizar programas a través de los medios de comunicación social dirigidos a la familia.
• Formar agentes de pastoral familiar.
• Desarrollar una pastoral de acompañamiento a las parejas de novios, de esposos y a las familias mismas.
• Dar a la catequesis familiar un carácter progresivo y sistemático.
• Fortalecer los movimientos familiares y existentes en la Diócesis.
• Promover las asambleas familiares y escuelas de padres de familia, tanto en el sector educativo como en los vecindarios.
3.2 EDUCACION
3.2.1 Situación
Existe una creciente toma de conciencia en el Presbiterio diocesano y en la Jurisdicción, en general, acerca de la importancia de la pastoral educativa. Tanto en el sector público como en el privado se acoge la acción pastoral de la Iglesia e, incluso, se reclama. Por otra parte, hay conciencia en la comunidad educativa: Padres, educadores y educandos, de que la educación es un derecho. Se valora el trabajo del educador, se concede mayor importancia al diálogo entre educadores y padres de familia, de hecho en varios establecimientos educativos funcionan con relativo éxito las escuelas de padres de familia a cuyas actividades son con frecuencia invitados el Obispo y los presbíteros. Sin duda, es motivo de preocupación el hecho de que la educación presente una situación en la que el aspecto técnico tiene una mayor ponderación que los de formación personal y espiritual. Por parte de las autoridades educativas se enfatiza, de manera exagerada, el cumplimiento de metas cuantitativas, con menoscabo de la calidad misma de la educación. Existen pocos incentivos que motiven el aprendizaje, hay disminución de la mística docente en un buen número de educadores; la familia no se encuentra suficientemente involucrada en el proceso educativo de sus hijos, por lo general son las madres las que participan en las actividades escolares. Los jóvenes educandos, con frecuencia, poseen poca capacidad de compromiso y suelen ser apáticos frente a lo religioso. La realidad económica difícil que afecta a no pocos hogares, se refleja también en la creciente deserción escolar, notoria especialmente en los establecimientos de educación privada y en la movilidad de la población escolar del sector privado que se ve impelida a vincularse al sector público.
3.2.2 Doctrina y discernimiento
SINTESIS
• Derecho a la educación (GEM 1)
• Evangelización y educación (DP 1012-1013, 1024; SD 263, 271; GEM 1)
• Derecho a la educación cristiana (GEM 2)
• Padres, maestros y escuela católica (GEM 3, 8; SD 265)
"Todos los hombres, de cualquier raza, condición y edad, por poseer la dignidad de persona, tienen derecho inalienable a una educación que responda al propio fin, al propio carácter, al diferente sexo, y acomodada a la cultura y a las tradiciones patrias y, al mismo tiempo abierta a las relaciones fraternas con otros pueblos" (GEM 1). La Iglesia debe atender a toda la vida del hombre; le corresponde, en verdad, también una parte en el desarrollo y en la extensión de la educación (Cf. GEM, Introd; DP 1012). Y cuando la Iglesia evangeliza y logra la conversión del hombre, también lo educa, pues la salvación (don divino y gratuito) lejos de deshumanizar al hombre, lo perfecciona y ennoblece; lo hace crecer en humanidad. La evangelización en este sentido es verdadera educación (Cf. DP 1013). La educación es la asimilación de la cultura, y la educación cristiana es la asimilación de la cultura cristiana, constituye la mediación metodológica para la evangelización de la cultura (Cf. DSD 263, 271). Una auténtica educación se propone la formación de la persona humana en orden a su fin último y al bien de la sociedad, de la que el hombre es miembro, y en cuyas responsabilidades participará cuando llegue a ser adulto. Los niños y adolescentes tienen derecho a que se les estimule a apreciar con recta conciencia los valores morales y a prestarles su adhesión personal y también a que se les incite a conocer y a amar más a Dios (GEM 1; DP 1024) Todos los cristianos tienen derecho a la educación cristiana, procurando que los bautizados se hagan, cada día, más conscientes del don recibido de la fe, se formen para vivir según el hombre nuevo en justicia y santidad (Cf. Ef 4,22-24), y a ayudar a la configuración cristiana del mundo, mediante lo cual los valores naturales, contenidos en la consideración integral del hombre redimido en Cristo, contribuyan al bien de toda la sociedad (GEM 2). Los padres que han dado la vida a los hijos, tienen la gravísima obligación de educar a la prole y, por tanto, hay que reconocerlos como primeros y principales educadores de sus hijos. La familia es la primera escuela de las virtudes sociales que todas las sociedades necesitan, y se encuentra en ella la primera experiencia de una saludable sociedad humana y de la Iglesia (Cf. GEM 3; Gs 49). El maestro cristiano debe ser considerado como sujeto eclesial que evangeliza, que catequiza y educa cristianamente. Tiene una identidad definida en la comunidad eclesial. Su papel ha de ser reconocido en la Iglesia y en la sociedad (Cf. DSD 265) La escuela católica persigue los fines culturales y la formación humana de la juventud. Su nota distintiva es crear un ambiente de la comunidad escolar animado por el espíritu evangélico de libertad y de caridad, ayudar a los adolescentes para que en el desarrollo de la propia persona crezcan a un tiempo según la nueva criatura que han sido hechos por el bautismo y ordenar toda la cultura humana según el mensaje de la salvación (Cf. GEM 8).
BIBLIOGRAFIA
• Concilio Vaticano II, Apostolicam Actuositatem, nn. 9-14.
• Concilio Vaticano II, Gravissimum Educationis Momentum, nn. 1-12.
• Código de Derecho Canónico, cc. 793-821.
• Catecismo de la Iglesia Católica, nn. 5, 407, 501, 1634, 1652, 1783, 1810, 1908, 1914, 1917, 2125, 2221.
• Sagrada Congregación para la Educación Católica, la Escuela Católica, Roma, 1997.
• Sagrada Congregación para la Educación Católica. Las Personas Consagradas y su misión en la Iglesia. Roma, 2002.
• Conferencia Episcopal de Colombia, Directorio Nacional de Pastoral Parroquial, nn. 819-826.
• Conferencia Episcopal de Colombia, Directorio Nacional de Pastoral Educativa, Bogotá, SPEC, 1981.
• Conferencia Episcopal de Colombia. Idoneidad del Profesor de Educación Religiosa, Bogotá, SPEC, 2000.
• Conferencia Episcopal de Colombia, Sacerdotes, Religiosos y Laicos en la docencia del sector oficial, Bogotá, 2001.
3.2.3 Programas y proyectos
Programa 1: Evangelización de la Cultura y de la Educación.
Objetivo
Propiciar el encuentro con Jesucristo en los ambientes de la cultura y de la educación, y el diálogo entre la fe y la cultura, para la inculturación del Evangelio.
Metas
• Incentivar la labor pastoral educativa en todas las parroquias de la Diócesis y en cada una de las instituciones educativas, tanto privadas como públicas.
• Brindar capacitación al Clero y demás agentes de pastoral educativa en los diversos aspectos y en lo concerniente a las normas que atañen a la educación.
Programa 2: Promoción y Seguimiento de la ERE
Objetivo
Asegurar una conveniente formación religiosa y moral sobre la base de una legítima forma de libertad religiosa.
Metas
• Formar y acompañar a los docentes del área de educación religiosa (ERE).
• Apoyar la creación de nuevas capellanías en las instituciones educativas
• Acompañar a los alumnos y padres de familia en el conocimiento y experiencia de la vida cristiana.
• Dirigir y coordinar por parte de los párrocos las tareas de preparación para la recepción de los sacramentos y el desarrollo de la vida litúrgica de los fieles en instituciones educativas.
• Implementar el uso de directorios y textos guías, dados por la Conferencia Episcopal de Colombia y por la Jurisdicción.
Tercera Parte
MODELO DE PARROQUIA
(Extracto: Directorio Nacional de Pastoral Parroquial, números 977 - 1018; Cf. Código de Derecho Canónico, cánones 515 - 555)
INTRODUCCIÓN
Esta última parte quiere ser como una gran síntesis que facilite la visión de conjunto, pero que, sobre todo, sirva como punto de referencia para ver y juzgar un proceso de renovación parroquial.
Denomínase aquí modelo de parroquia el perfil estructurado de características deseables de una parroquia en el contexto de la enseñanza doctrinal, pastoral y jurídica que proviene del Concilio Vaticano II. Al hablar de modelo, queremos distinguirlo de tipo parroquial. La tipología parroquial clasifica a las parroquias de acuerdo con características comunes que provienen de su existencia concreta (v.gr. parroquia urbana, semiurbana, rural; parroquia territorial, parroquia personal, etc. En tanto que el modelo establece las características indispensables y deseables que han de estar presentes en los diversos tipos parroquiales. El modelo será el punto de referencia para juzgar el grado de desarrollo de una parroquia como tal.
1. ELEMENTOS DEL MODELO
1.1. DEFINICIÓN
"1. La Parroquia es una determinada comunidad de fieles constituida de modo estable en la Iglesia particular, cuya cura pastoral, bajo la autoridad del Obispo diocesano, se encomienda a un párroco, como su pastor propio. 2. Corresponde exclusivamente al Obispo diocesano erigir, suprimir o cambiar las parroquias, pero no las erija, suprima o cambie notablemente sin haber oído al consejo presbiteral. 3. La parroquia legítimamente erigida tiene personalidad jurídica de propio derecho" (can. 515).
1.2. EXPLICACIÓN
1.2.1 Es una "comunidad de fieles". En rigor, una masa de fieles que fuera tan solo un conglomerado de bautizados tal vez tendría existencia jurídica canónica como parroquia, pero no llenaría las exigencias teológicas y pastorales.
1.2.2 Los miembros propios de la parroquia son los bautizados que se hallan en comunión eclesial (cf. can 96), aunque el cuidado pastoral debe extenderse a todas las personas que viven en la parroquia.
1.2.3 Pertenencia- Esta pertenencia debe ser activa y consciente. Si la realidad de las cosas no permite esperar que todos los miembros potenciales de una parroquia cultiven estos vínculos de pertenencia, al menos sí debe existir en cada parroquia un núcleo de comunidad de fieles que manifiesten su vinculación activa, consciente y corresponsable, y en torno a la cual se vaya estructurando, en forma progresiva, "la comunidad de fieles".
La comunidad parroquial está llamada a encarnar, en su nivel concreto, a la Iglesia que es a la vez universal y local. La pertenencia debe proyectarse en comportamientos habituales y concretos que manifiesten los vínculos que unen a los miembros de la parroquia entre sí: Conocimiento, trato, comunicación, ayuda mutua, participación en los actos de culto, colaboración en la solución de los problemas de la comunidad.
1.2.4 "Constituida de modo estable en la Iglesia particular". La parroquia no es, por tanto, una agrupación voluntaria y transitoria como podrían ser un grupo apostólico, una CEB, u otra asociación. Las parroquias nacen, por cierto, de un acto de gobierno pastoral del Obispo (can 515, 2), quien habiendo escuchado al Consejo Presbiteral, las erige, las modifica o las suprime teniendo en cuenta, únicamente, el bien comunitario de los fieles.
La pertenencia de la parroquia a la Iglesia particular no se entiende únicamente en el sentido administrativo, sino también y principalmente en el sentido teológico, por cuanto la parroquia es como la célula fundamental y genuina de la Diócesis. En la parroquia los fieles y comunidades han de sentirse realmente miembros tanto de la Iglesia particular como de la Iglesia universal. Esta vinculación de la comunidad parroquial con la Iglesia diocesana se realiza, primordialmente, por "la unión con el Obispo que confía en su representante (normalmente el párroco) la atención pastoral de la comunidad".
La territorialidad es un elemento ordinario de la comunidad parroquial, pero no indispensable. También pueden existir comunidades parroquiales sin territorio propio, que se denominan personales (can. 518).
1.2.5 "Cuya cura personal se encomienda a un párroco, como su pastor propio, bajo la autoridad del Obispo". El párroco es el padre de la comunidad, maestro en la fe; santificador; hermano de todos, humilde y solidario; y pastor que conoce y guía su propio rebaño. Su presencia es necesaria en toda la vida de la parroquia. Es deseable, por tanto, que el tamaño territorial y el número de fieles estén proporcionados a la capacidad natural de los párrocos para mantener con sus fieles relaciones de cercanía humana y para que la acción del párroco, pueda extenderse a todos los que viven en la parroquia.
El párroco apacienta a los fieles de la comunidad en nombre del Obispo (can. 519) y hace presente al Señor en medio de sus feligreses. Por el sacramento del Orden participa en la misión sacerdotal de Cristo y en su ministerio debe transparentar la entrega total de Cristo a su Esposa la Iglesia en la comunidad que le ha sido encomendada. Esta entrega se hará patente en su entrega de tiempo completo y en su disponibilidad para comprender las necesidades de sus fieles y responder a ella en la mejor medida de sus posibilidades.
La expresión "pastor propio" no significa "pastor exclusivo". Puede suceder, en efecto, que varias parroquias, por necesidad pastoral, estén encomendadas a un mismo sacerdote (can. 526,1), o una o más parroquias se pongan, solidariamente, bajo el cuidado pastoral de varios sacerdotes (can. 517).
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